In another life- E C// C D

《CHAPTER TWENTY- NINE》

Solo quedaba recorrer unos quilómetros en carretera hasta Volterra.

Kim— Bonito coche, supongo que lo alquilaste—

Alice— Me imaginé que no te opondrías a un coche robado—

Kim— No, pero intenta que esto no quede en mi historial. No quiero problemas con la ley nuevamente—

En ese momento la Cullen se quedo mirando un punto fijo, lo que solo significaba una cosa. Visión.

Kim— Que ves?—

Alice— Lo rechazaron, va armar un escándalo. Revelarse a los humanos—

Kim— Cuando?—

Alice— Esperara hasta el medio día con el sol en su punto más alto—

Kim— Apresurate Alice, nadie me quitará la satisfacción de golpearlo cuando lo vea, no, eso es peligroso para mi, lo petrificaré y lo golpeare repetidamente con una barra de acero. Si, eso haré—

La Cullen miró extrañada a la Black, como era posible que pensara en eso en un momento como este? Fácil, Sirius Black era su nombre.

Alice— Ahí está Volterra— dio aviso mientras entraba en el pueblo—

Las calles estaban repletas de personas con extrañas capas rojas cubriendo todo sus cuerpos, los obtruian el camino los malditos.

Kim— Por que visten de rojo? Algún pacto satánico? Me puedo unir?—

Alice— Después, es por el festival de San Marco, conmemoran la expulsión de los vampiros de la ciudad. El escenario perfecto. Los Volturis no permitirán que se muestre a los humanos—

Kim— Faltan cinco minutos Alice—

Alice— No puedes aparecerte?— pregunto esperanzada—

Kim— No puedo hacerlo, esta lleno de muggles aquí—

Un hombre uniformado detuvo que auto, Kim fue la primera en bajar y con desesperación se giró hacia la Cullen.

Kim— Alice, vamos—

Alice— Tienes que ir tu, haz que no te sienta. Si yo voy leerá mis pensamientos y se precipitara al hacerlo—

Kim— Para donde voy—

Alice— Al pie de la torre del reloj, date prisa Kim—

La rubia no oyó más y sin más se lanzó a correr con toda la fuerza que sus piernas le permitían, como deseaba poder usar su escoba.

Kim— Donde demonios está ese reloj?—

Viera dónde viera solo había rojo, no había un camino cual seguir, chocaba y chocaba con las personas y aún así no encontraba el maldito reloj. Solo era una bruja perdida en un mundo muggle.

Los minutos pasaban y la desesperación aumentaba, llegó a un callejón completamente vacío.

Kim— Al diablo—

Fueron las últimas palabras que soltó antes de usar la aparición. Apareció detrás del cobrizo en el momento justo en que tiraba su camisa al suelo.

Con rapidez se colocó frente a él cubriéndolo con todo su cuerpo alejándolo de la luz solar que comenzaba asomarse.

Kim— ¡No! No hagas estupideces, tienes que irte. Abre los malditos ojos y mírame, estoy aquí, no morí— dijo tocando su rostro— Deten toda esta basura, por favor—

El cobrizo cerro las puertas y con desesperación cubrió el cuerpo de ella con sus brazos.

Edward— Estas aquí—