única parte

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Louis tiene un enamoramiento.

Uno que puede ser considerado severo ante la consciencia de su ser de que no puede dejar de pensar en esa persona. Lo mantiene en su mente a casa segundón de su rutina matutina, lo guarda en su cabeza a cada minuto de los atardeceres de su día a día y fantasea un poco con la amabilidad de su existencia durante todas las horas que le concede la noche.

Piensa en su rostro y su sonrisa, en la sedosidad de su oscuro pelo, que se ondula en las corras puntas y que Louis de vez en cuando imagina cómo se vería estando más largo, con bucles de rizos que adoraría recorrer y desenredar y besar a cada momento.

Piensa en su mandíbula y la extensión de su cuello abrazado por collares de perlas que se esconden debajo de una camiseta de trabajo color olivo, acompañada de un chaleco que no le hace justicia a la combinación de sus ojos y que cuenta con una placa en la que se encuentra inscrita ese nombre que el muchacho repite en su mente con devoción vergonzosa.

Las consonantes en su lengua siempre se sienten demasiado extrañas, lo que lo vuelve, en ocasiones, incapaz de pronunciar en voz alta ese nombre que se ha abierto un espacio entre sus sesos y que lo atormentan despiadadamente cada vez que hace acto de presencia. Se obliga a decirlo aun con las dificultades de su alma, más por necesidad que por decisión propia, pues si fuera por él haría lo imposible por evitarse todos esos momentos tan bochornosos en los que su rostro se enciende como farol en la violencia de la noche y su lengua se tropieza en la verbalización de lo que sea que tenga que decir en esos instantes.

Es una tortura de carne y hueso, lo sabe. Lo experimenta cada día de su vida y no puede hacer nada al respecto. Aun así, Louis tiene ese enamoramiento. Devastador y severo; problemático por dos razones que han sido lo suficientemente grandes para impedir que haga algún movimiento, que de todos modos su timidez no le permitiría hacer.

La primera razón por la que se cree incapaz de revelar todos sus sentimientos es porque la persona de la que cree estar levemente enamorada es nada más que un hombre. Un hombre igual a él, solo que más carismático y menos avergonzado, con una sonrisa que podría reemplazar a la estrella más grande del universo y que ilumina todas las mañanas de un castaño que nunca considera que ha amanecido hasta que no ve esa curva de comisuras y hoyuelos hundidos en mejillas que se coloran con la llegada del nuevo invierno y la despedida de un otoño que tarde o temprano va a volver.

El segundo motivo es que este hombre en particular no es uno común y corriente, sino su compañero de trabajo, con quien comparte la barra en la cafetería en la que laboran todos los días a excepción de los domingos y un día de su preferencia.

Tiene que verlo desde la mañana hasta los cimientos de la tarde, lo cual para Louis sería soportable si tan solo no tuviera que tomar el mismo autobús que él al terminar sus jornadas. Sus residencias quedan a unas cuantas calles de distancia que tienen al castaño jurando a los cuatro vientos que el universo está en su contra y que pretende flagelarlo hasta la muerte.

La vida es bastante cruel con él en su opinión, ya que le permite hacer cosas como hablar con su compañero sin morir en el proceso, almorzar con él en la parte delantera de la cafetera ante la escasez de clientes respuesta de las dos treinta y las tres de la tarde, marcar sus salidas juntos y pasar el trayecto de regreso a casa entre conversaciones de un segundo o silencios de una eternidad.

De vez en cuando, su compañero deja caer la cabeza contra la ventanilla del autobús para cerrar los ojos y descansar hasta llegar a su destino, y Louis siempre desea que el cristal fuera su hombro y que aquel muchacho fuera su hombre.

Ninguna de esas dos cosas sucede, sin embargo. Nunca. Jamás. Sobre todo porque Louis es esta especie de cobarde torpe que se olvida de cómo los seres humanos deben actuar cada vez que se encuentra delante de esos ojos verdes y sinceros. Se le borra de la mente toda su existencia, y solo se queda con estas funciones inútiles que lo hacen enrojecer con una facilidad desquiciante y evitar todo contacto visual y físico que delate todo lo que guarda en el dolor de su cohibido corazón.

I fell for you in a coffee shop ✦ larry au! | ✓Where stories live. Discover now