Chapter 6: La gala

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Los dos días de encierro pasaron lentamente, de forma aburrida y tormentosa. Sin embargo, debimos aguantar a toda costa, fuera lo que fuera.

Finalmente, el día llegó, era el momento de vestirnos para ir a nuestro compromiso, la gala parecía superficialmente aburrida, y yo quería hacerla mía. Fue durante la tarde, el día era gris como siempre, y no fue difícil distinguir el negro y blanco de una distinguida dama que se dirigía a su elegante compromiso, acompañada de dos rufianes sin chiste.

- Vamos a seguirla. -

Ethan y yo nos escondíamos detrás de casas, de arbustos, de árboles, de todo lo que pudiera ayudarnos a seguir a mi abuela sin que ella sospechara de nuestra presencia.

Seguirla nos condujo a una casa hermosa y grande, pero no entramos como pensamos, y curiosamente fuimos guiados a la parte trasera, en dónde había una especie de invernadero que también era parte de la casa.

La puerta se abrió y dejaron entrar a ciertos invitados, entre ellos mi abuela. Así que nos tocaba pasar por la seguridad.

- Sígueme la corriente. - dije dejando de esconderme y caminando hasta la seguridad con el porte en alto

- ¿Invitación? - dijo el guardia extendiendo la mano

- Mi abuela acaba de pasar, yo soy nieta de la señora Cruella, de verdad lo siento, me atrasé. - dije con normalidad

Los rasgos afines y estilo casi igual que compartíamos mi abuela y yo, le hizo creer el cuento rápidamente al guardia. Si bien, yo era la pieza moderna y alocada, y mi abuela tenía clase y elegancia, éramos casi idénticas. Abuela y nieta.

- Está bien, pero, ¿quién es el joven? - cuestionó el guardia

- Pues es mi novio. - respondí poniendo mi mano sobre el hombro de Ethan, lo miré, y me recargué sobre él sin problemas

Escuché como Ethan jadeó y tragó saliva, pero comenzaba a aprender cómo reaccionar ante lo que yo dijera de la nada.

- ¿Qué tal? - saludó tratando de parecer despreocupado

El guardia nos dejó pasar, fue tan simple, que hasta parecía que realmente no quería problemas.

El invernadero era hermoso y grande, tenía un escenario pegado a la pared del fondo, y había muchísimas mesas de manteles blancos. Todas las verdes plantas causaban un ambiente de cafés y verdes que, a pesar de resultar místicos, no arruinarían una pieza de arte colorida.

- No dejemos que mi abuela nos note un segundo, o hará un escándalo de lo peor... Igual, ¿ya estás listo para el acto principal? - cuestioné mientras Ethan y yo nos escondíamos atrás de las plantas más grandes

- No, nunca estaré listo para las cosas que se te ocurren, pero podré hacerlo porque aprendí a adaptarme a ti, o morir en el proceso. - explicó él

Sonreí de forma satisfecha y maliciosa. Ethan comenzaba a conocerme más, sabía bien que las cosas yo hiciera serían inusuales, pero de alguna forma, acabarían por funcionar.

Estaba pensando en ello, cuando a lo lejos, llamaron mi atención unos horribles gritos. Un hombre que tenía pinta de creerse muy bien parecido, le gritaba a una pobre mesera por algo tan banal como no haber puesto limón en su bebida. Eso me hervía en ira, pero no podía darme el lujo de aparecer frente a mi abuela, reclamándole a un tonto de los invitados que estaban en su gala, y menos, cuando yo tampoco había sido invitada.

Las cosas fueron duras hasta ese momento. Durante la aburrida recepción de dos horas, Ethan y yo permanecimos escondidos detrás de una planta, aguardando pacientemente. En silencio preparamos nuestros materiales, y jugamos dominó hasta hartarnos.

Jenny De VilWhere stories live. Discover now