Capítulo 8... Adiós otra vez

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Durante estas semanas hemos tratado de recuperar todo el tiempo perdido; salimos a muchos lugares, aunque la mayoría del tiempo la pasamos en casa, pero siempre volvemos a esa antigua cafetería que tanto nos gusta.

Después de beber un par de cafés bien cargados y bien calientes como nos gusta, fuimos a mi departamento, no lo has visto desde que volviste.

Al llegar recogí unos papeles y cartas que me habían dejado bajo la puerta, no las leí al instante, las deje sobre la mesa y te enseñe mi pequeño apartamento.

— Es lindo — dijiste echando un vistazo a todo el lugar. — Lo hiciste, tienes tú propio apartamento como dijiste

— Sí, es... es cálido. — me acerqué a ti y te abrace apoyando mis manos en tu cuello y te di un ligero beso. Tú me devolviste el beso haciendo que de unos pasos hacia atrás y choqué contra la mesa, me alzaste con tus brazos sentándome sobre esta, yo hice a un lado los papeles que estaban ahí pero me detuve en seco al ver un sobre en especial, uno con un logo de una fundación de la que he esperado repuesta por meses.

— ¿Está todo bien? — me preguntaste preocupado, yo seguía con la mirada fija en ese sobre. — ¿Es algo importante?

— Si, ehmm, yo... debo decirte algo

Después de unos minutos te puse al día en todo lo que me había centrado durante estos años de estudio, esfuerzo y preparación tanto en la universidad como en el hospital.

— ¿África? ¡Eso es increíble Kristen! — exclamaste alegre. — Pero... ¿Cómo paso?

— Encontré esta fundación y apliqué a un programa para asistir a niños enfermos en África, jamás creí que me aceptarían, aún soy una simple interna — dije asombrada, casi en shock.

— Eres más que una simple interna... ¡Te felicito! Es lo que querías ¿No?

— Si, pero no quiero estar otro año lejos de ti, no otra vez

— Me odiaría a mi mismo, si renuncias a tu sueño por mí ¿Okey? Asique haremos esto... un año de relación a distancia y cuando vuelvas, prometo tener un anillo de compromiso para ti

— ¿Me estas proponiendo matrimonio Dylan Anderson? — dije coqueta y graciosa caminado hacia ti y te abracé por la cintura.

— ¿Me aceptas? — preguntaste, tus ojos brillaron en un profundo y hermoso azul cielo que me marea cada que te veo.

— Claro que sí — respondí en voz baja, tu sonreíste y me cargaste en tus brazos dándome vueltas y más vueltas.

— ¡DIJO QUE SÍ! — gritaste lleno de felicidad, sin soltarme en ningún momento. 

                                                                     [...]

Un mes después de estar completamente lista para viajar junto al grupo seleccionado y la fundación, me despedía de ti en el aeropuerto.

— Promete que estarás aquí cuando regrese — hablé mandona pero con una sonrisa en mi rostro, estoy a punto de hacer una de las cosas que más me han emocionado en el mundo, mi sueño.

— Lo prometo — dijiste y nos dimos un pequeño y tierno beso de despedida.

— ¡Ah! ¡Y no olvides la sortija! — grité camino al pasillo que me llevará al avión en el que viajaré, logré escuchar su ruidosa carcajada a lo lejos.

Con nervios, miedo y un poco triste me encaminé en una gran aventura que sé que amaré, en especial porque estaré haciendo lo que me apasiona; por eso dejar a Dylan no es tan doloroso ahora, sé que estaré bien y él estará cuando yo vuelva.

DE VUELTA A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora