Capítulo 2

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Me levante de mi cama luego de
estar varias horas durmiendo, tenía hambre así que fui directo a la cocina.

Me toco venirme en bus porque mi madre le surgió algo en el trabajo y para mi suerte esta vez pidió comida a domicilio.

-Hola Andrés-casi se me sale el
alma del cuerpo cuando vi al mejor amigo de mi madre.

No lo había escuchado entrar, mi
madre le dio una llave a él porque
este a diferencia de ella si me
alimentaba y me daba dinero.

-No te escuche llegar tío ¿Y
mamá?-pregunte mientras comía
una galleta.

Marco es como un tío para mí, el
apoyo a mi madre cuando supo de
su embarazo y cuando mis abuelos la dejaron en la calle por negarse a abortar.

-Su nuevo asistente hizo mal unas
estadísticas y toco comenzar el
estudio desde cero, vine por estos
papeles y a dejarte dinero para que compres algo para comer- me
mostro la carpeta que tenía en sus
manos antes de colocar el dinero en la mesa.

- Si no fuera por ti moriría de
hambre-lo abrace sin pensarlo.

Cuando era pequeño deseaba que
él se casara con mi madre pero con el tiempo entendí que ellos nunca dejarían de verse como hermanos.

-Yo sí creo, me tengo que ir no
olvides de cerrar todo bien–me
advirtió antes de irse.

Guarde el dinero y mis llaves en
pantalones de pijamas, iría al
restaurante de la esquina porque
no tenía muchas ganas de caminar.

Cerré la puerta y comencé a
caminar. No había mucha gente
a mi alrededor lo cual nunca era
buena señal, este barrio no es el
más seguro, apresure mi paso sin
distraerme con lo que estaba a mi
alrededor.

Recordé a Ana y sus amigos,
me divertí mucho con ellos y las
clases no se me hicieron tan largas, aunque pude observar varias cosas que me llamaron la atención, Ari Coronel no parecía muy interesado en las clases, se sentaba cerca de la ventana sin despegar la vista de su libro y si lo hacía era para dormir.

Ana dijo que hasta los profesores
le tenían miedo por eso nunca le
decían nada.

Entre al restaurante y sonreí al ver que estaba vacío.

-Buenas noches Andrés-saludo
la chica que siempre atendía a mi madre y a mí.

Tan solo levábamos dos meses en
este lugar pero a diferencia de los
otros, aquí había muchas personas agradables, como Carla que es una chica unos años mayor que yo que trabaja para pagar su Universidad.

- Hola Carla, por fa podría darme
lo de siempre para llevar - le pedí esta asintió antes de ir a la cocina del restaurante.

Después de varios minutos la
chica me entregó la comida y yo
le entregue el dinero, me despedí
amablemente antes de salir del
restaurante.

Antes de llegar a mi casa me detuve en la tienda para comprar algunas cosas para el desayuno.

Cogí una caja de cereal, leche y
algunas golosinas. El chico de la
caja registradora me miro mal como siempre lo hace, pague mi
comida y salí rápidamente de ese
lugar. Si me quedaba más tiempo
quien sabe que me haría ese niño
nunca entendí porque me mira tan mal, a mi madre no la mira así.

Agarre mi comida con fuerza
cuando sentí la brisa mover mi
camisa, ahora no parecía muy
buena la idea de venir en pijama,
si me viera mi madre me regañaría por ser tan relajado.

Salí de mis pensamientos cuando
vi un chico salir de un callejón y
apoyarse en la pared, me acerque
de inmediato.

-Oye ¿Estas bien? -pregunte.

Este levanto su rostro dejando ver
aquello ojos verdes que resaltaban ante su cabellera castaña

-Sangre-susurre asustado al ver
que su camisa blanca llena de ese
liquido.

Busque de inmediato mi celular
en mi bolsillo pero no lo encontré,
seguramente lo deje en mi cuarto.

-Vete-me ordeno con un
gruñido.

Su tono demandante no me daba
miedo, agarre su brazo e hice que
este se apoyara en mi.

- No me voy a ir, ayúdame un
poco que no puedo con todo tu
peso-me queje cuando no pude
caminar bien.

Este entre quejas y gruñidos cedió, no sé como pero lo arrastre hasta mi casa y luego de cerrar la puerta con dificultad lo deje en el sofá para ir en busca de un  botiquín y a su vez dejar las bolsas de comida en la cocina.

Me coloque delate de él y me
sorprendí al ver como la sangre
hacia que su marcado abdomen seviera. Al parecer no toda la sangre de su camisa era suya.

-Quítate la camisa-le pedí
mientras sacaba el alcohol y el
algodón.

Este obedeció y se la quitó, observe con curiosidad la serpiente que recorría su costilla hasta su cadera, me fascinaba observar tatuajes aunque mi madre no me dejara hacerme uno.

- Deja de mírame tanto y limpia la
herida - dijo el chico con fastidio.

–Solo estaba observando tu
tatuaje-me defendí antes de
comenzar a colocar el algodón con alcohol en su herida - Al parecer es solo un rasguño, nunca había curado heridas antes -murmure mientras mis dedos se movían con torpeza.

Él no se quejaba de dolor
pero hacia ciertas muecas que
evidenciaban que no estaba para nada satisfecho.

- Eres muy torpe, déjame y yo lo
hago-se veía molesto.

Le pase el botiquín y el comenzó
hacerlo.Su abdomen estaba perfectamente marcado, que envidia, ya quisiera yo tener ese cuerpo, si lo tuviera tendría a las chicas detrás de mi pero la flojera y el sedentarismo puede conmigo. Mejor me quedo soltero.

Me sonroje cuando sus ojos se
encontraron con los míos, me
levante del sofá de inmediato.

–Voy a buscar una camisa para ti
- dije antes de huir a mi cuarto.

Entre a este con nerviosismo, si
Ana estuviera aquí me diría que
soy un imbécil porque deje a entrar un chico que no conozco y además que tiene fama de matón.

No podía negar que esos tatuajes
le quedaban muy bien ¿Que otros
tatuajes tendrá?

¡CONCENTRATE ANDRÉS! la camisa, busque entre mi ropa y encontré una camisa de Marco. A veces él se quedaba con nosotros así que probablemente mi madre se confundió y la dejo aquí.

Salí de mi cuarto con la camisa en
mi mano y me acerque al chico
que estaba escribiendo algo en su
celular.

- Veo que ya terminaste con lo
de tu herida, ten la camisa, voy a
guardar el botiquín– dije antes de
volver a la cocina.

Cuando llegue a la sala este ya tenía la camisa puesta y apenas me vio guardo su celular y se acercó a mí.

–Veo que ya estas mejor ¿Hay algo
más que necesites?-pregunte
verificando que no tuviera algún otro golpe.

Se acercó demasiado a mí lo que
me permitió observar con claridad la diferencia de altura, otra inseguridad más a mi lista.

-¿Por qué me ayudas?-pregunto
este sin dejar de mirarme.

Su mirada podría parecer
intimídate y feroz para la mayoría bajaba la mira por miedo pero para mí es imposible ya que sus ojos tienen algo que atrae a los míos.

-¿Por qué no hacerlo?- exclame.

Este se acercó mucho más a mí,
mire aquellos ojos verdes con
atención ¿Qué es lo que quieres
esconder?

Me da mucha curiosidad abrir esa caja de pandora que hay en ti.

-Solo aléjate de mí- dijo antes de
irse de mi casa sin más.

Al decir eso solo haces que no
quiera estar lejos de ti, voy a
descubrir lo que escondes Ari Coronel.

Próximo capítulo:06/06/2023

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°•Enamorado del castigo•° |Spartor|Where stories live. Discover now