Cap 8: Lo are.

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Narra Alison:

—¡¡Deja de hacer eso, te estás lastimando!!—. Le pido, tanta es su fuerza que ya sus manos están sangrando.

Esto me recuerda cuando yo hice lo mismo en la muerte de mis padres, con mis manos temblorosas lo jalo de la cintura para alejarlo de la pared.

—Suéltame Alison —. Me pide ejerciendo fuerza para que lo suelte, pero no lo hago, me doy la vuelta aun sosteniéndolo y ahora lo abrazo de frente.

—No lo are, sé que te duele, pero no es la forma de sacar ese dolor—. Sé cómo le está doliendo esto, yo también perdí a mis padres, así que lo puedo comprender.

Lo abrazo tan fuerte como Thomas me abrazo a mí cuando perdí a mis padres, ahora el que necesita un abrazo es Alexander.

A pesar de todo los que hizo, de su porte de chico malo, y su actitud fría necesita a alguien en este momento.

No le desearía a nadie, esté dolor, es demasiado, sientes como tu corazón se quiebra en mil pedazos, una parte de tu alma se va con esas personas que tanto amaste, o al menos en mi caso, necesito a mis padres y ahora no los tengo.

Sé que una parte del dolor que está sintiendo Alexander es cargo de conciencia, yo también pase por algo así, y es un dolor que nunca se va.

Una herida que tal vez cicatriza, pero está sigue doliendo mucho más, verlo así me regresa a ese momento, y soy capaz de entenderlo, yo también fui así de mierda con alguien a quien quise, bueno, quiero mucho, pero no supe valorar mientras la tuve con vida, porque aunque ya no esté conmigo, sus recuerdos siguen vivos en mi mente, y sí.

Sé que se preguntarán, ¿Cómo puedes decir que quieres a alguien si lo lastimaste?

Y tienen razón, pero a veces cuando queremos lastimamos, al propósito o sin querer.

Y aunque la carga de conciencia es un tormento, sé que tendré que vivir con ello toda mi vida.

Sé que soy hipócrita por haberle dicho eso, pero fue vómito verbal, algo que salió sin siquiera pensar en las consecuencias.

A mí me lo dijeron, y fue como querer repetir esas palabras que cavaron en mi mente, y aunque sé lo que provoca, también sé que te abre los ojos para cambiar de actitud con las demás personas, aunque demasiado tarde para cambiar con la persona que dañaste.

Darme cuenta de lo mierda que fui con ella me hizo recapacitar en mi comportamiento y mi forma de ser, fue demasiado tarde para pedirle perdón, pero estuve a tiempo para empezar a valorar cada segundo que tuve con mis padres, aprendí que no tenemos la vida asegurada, y que en el momento que menos te imaginas todo puede cambiar o…

Acabar.

A pesar de que no conozco a Alexander de hace mucho y que lo poco que conozco de él no es nada bueno, no me gusta verlo así, el chico grosero e idiota que conocí hace unos días ha desaparecido por completo, en su lugar está un chico que sufre por la muerte de su padre, lágrimas bajan por sus mejillas y sus sollozos los escucho con claridad.

—¿Por qué él?—. Susurra con dificultad.

—No lo sé, lo mismo me preguntó —. Le respondo sinceramente mientras lo sigo abrazando, no se separa ni hace en mínimo intento de alejarme, solo se deja abrazar— Lo lamento mucho Alex, Thomas no merecía esto, él siempre fue una gran persona, no entiendo por qué a las personas buenas les pasan cosas malas.

Thomas siempre fue un gran ser humano, son pocas las personas que son humildades a pesar de su riqueza, me dio grandes lecciones de vida, él y mi padre fueron grandes maestros para mí y para muchas más personas, Thomas dejo una huella imborrable en mí, y sé que de alguna forma también la dejo en Alexander.

Lo Que Me Pertenece.Where stories live. Discover now