Capítulo 6.

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Estaba ante el hombre que se suponia que era mi tio. 

Moretones y sangre. Todo ubicado sobre su rostro. Trago saliva. No me gusta lo que acaba de pasar y me siento culpable por sentir gran satisfacción por hacerlo.

Su barba blanca estaba completamente manchada de sangre. Al principio creí que lo había matado, pero, al ver que respiraba, decidí escupirle en la cara. 

Megumi lloraba de rodillas junto a Fred que también se encontraba inconsciente, si no hubiera llegado a tiempo, dudaba que mi primo continuara con vida. Mi tía le daba golpecitos con la mano en la mejilla para que Fred reaccionara, pero las dos sabíamos que eso no serviría de nada.

Era una escena macabra que nadie deberia presenciar.

—¡Haz algo Alia, para que despierte! —dijo mi tía con tono de desesperación mientras que miraba entre lágrimas a su hijo.

— ¿Qué diablos quieres que haga?¡No soy la doctora Dolittle! Llamaré al novecientos once para que saquen el cuerpo de Melber de aquí y también a la sala de guardia más cercana para que atiendan a Fred.

Mierda.

Queria ser empatica con Megumi porque estaba en panico al igual que yo, pero no podia.

Cuando llamé a la guardia y a la policía, no tardaron en venir. Los oficiales ingresaron con armas en sus manos y con sus miradas en alerta. Las luces de las patrullas hacian que me doliera la cabeza.

 Con mi tía habíamos logrado acostar a Fred en el sofá, y él aún continuaba inconsciente y mi tío seguía tirado en el suelo como si hubiera vivido la mejor borrachera de su vida. Los de la guardia médica se ocuparon del cuerpo de mi tío mientras que lo asistían al igual que a Fred. Todo esto me provocaba un torbellino en la cabeza, no sabía que había pasado. 

Pero sabia perfectamente de que se trataba de una pelea familiar muy grave que no parecia ser la primera.

— ¿Puede decirme que sucedió, señora Collins?

 El oficial le preguntó a mi tía con su libreta en la mano. Él la miraba de una manera ruda y fría.

— Mi ex marido vino borracho a mi casa, y trató de agredirme. Mi hijo llegó justo a tiempo antes de que me moliera a golpes...— Mi tía ya no pudo seguir aguantando la angustia y otra vez se había echado a llorar.

Froté su espalda con mi mano en un intento de darle consuelo. Sabe Dios el calvario que vivió Megumi con Melber. Mi madre nunca me habia comentado nada.

— ¿Usted qué vio, jovencita? — El oficial se volvió hacia a mí con sus ojos oscuros y me miraba de una manera incomoda.

—Lo suficiente como para atacar a mi tío, oficial —dije mientras me aclaraba la garganta.

— No comprendo una cosa...— El hombre se llevó la punta del bolígrafo a la boca, de modo pensativo — Si su ex marido golpeó a su hijo hasta desmayarlo. ¿Cómo es que el hombre terminó casi en coma en el otro lado de la sala?

Megumi y yo intercambiamos miradas, sabíamos que teníamos que contestar con inteligencia esa pregunta.

—Yo lo ataqué, sé Karate —mentí.

El oficial me vio de arriba a bajo y frunció el ceño.

—Si cree que miento, no tengo ningún problema de golpearlo y que termine siendo compañero de sala en el hospital con mi tío —dije dando un paso hacia adelante con firmeza y Megumi me apretó el hombro para que me calmara.

El hombre se echó a reír y eso me provocó un profundo enojo al borde de la humillación.

— No hace falta pequeña, con tan sólo mirarte se que eres una muchacha muy fuerte — Su tono de voz era una mezcla de cumplido y a la vez sarcástica. Si no fuera porque Megumi me sujetaba con su mano uno de mis hombros, ya le estaría pateando el trasero al imbécil del oficial.

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