Capítulo 5

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A la mañana siguiente de lo sucedido en el bosque, me la pasé todo el día encerrada en la casa de mi tía. No es que ella me había obligado a estar aquí, sino, que no conocía a nadie con quien salir a caminar y conocer un poco más de Newport. 

No quería ir con Fred porque no sabia como se comportaría conmigo cuando estuviéramos a solas.

No confiaba en él. Sólo estaba siendo algo falsa para poder sobrellevar la situación y no quedar mal.

Me ocupé de la limpieza de la casa mientras Megumi se encontraba trabajando en la mansión de los Bartons. 

Me pregunté cuales eran sus horarios en la panadería y por qué aún no había dicho que tenía una. Las sospechas de que era mentira que tenía un local de pan me empezaban a torturar de una manera insoportable.

A lo que voy es que mi hubiese gustado que me habla sobre la panaderia porque por eso estaba allí.

Me encontraba a solas en pijama a las cinco de la tarde en el sofá, mientras leía un libro de Becca Fitzpatrick que encontré en una de las bibliotecas de la sala cuando el timbre del teléfono invadió toda la tranquilidad con su pitido molesto. 

Como Fred se encontraba trabajando y Megumi no estaba, me vi obligada a atender. Pero cuando me mantuve frente al teléfono dude en hacerlo.

 Si eran mis padres me regañarían por no haberlos llamado como prometí que lo haría cuando llegara aquí, pero de todas formas se merecían unos buenos gritos de reproche de mi parte por trasladarme a Newport.

Cuando sonó el segundo timbre levanté el teléfono.

—¿Hola?

—¿Quién eres?

Una brusca voz femenina que no conocía preguntó al otro lado. Por un lado sentí alivio y por el otro, una punzada en el pecho al ver que no eran ellos.

—¿No se supone que yo tendría que hacer esa pregunta?¿Quien eres? —contraataqué.

—Michi — Respondió con arrogancia.

—¡Oh! Tienes el mismo nombre que mi gatito —mentí.

Yo no tenia gato.

—Entonces debe ser un gatito precioso —su voz me recordó a una persona lo suficiente presumida para ese tipo de contestación. 

Era como si estuviera hablando con otra Blis. No queria reflejar mis inseguiridades comparandola con ella pero...es que su voz...tan irritante...

—No, en realidad, es un gatito que siempre se hace en la alfombra y tiene una cola muy corta—me contuve para no reírme, pero era imposible.

—Escúchame mocosa, quiero hablar con Fred —dijo poniéndose agresiva.

—No está. Llama luego.

—Soy la novia y supongo que tú eres una de las idiotas con las que siempre sale a tomar una cerveza y regresa cuando se le de la gana y sin avisar—su respiración pasó de silenciosa a totalmente ruidosa.

— Sí, realmente tienes unos cuernos enormes entonces —respondí obligándome a aguantar las carcajadas que querían escaparse de lo mas profundo de mi garganta.

—¡Dile que hemos terminado! 

Lo que me faltaba.

Terminando con mi broma macabra decidí decirle:

—No puedo trasmitirle eso a mi primo, se supone que tienes que decírselo tú.

Silencio.

—¿Tu primo? —preguntó sobándose la nariz y con la voz quebrada pero con un tono sorprendido.

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