Capítulo 2

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Raven miró furiosa hacia la puerta. Aquello no le gustaba. Que Lexa Woods volviera a entrar para hablar con Bellamy no mejoró la situación.

—¿Crees que ha sido por el alcohol? —preguntó Anya.

—No sé lo que ha sido, pero no me gusta nada. ¿Por qué la ha escogido a ella?

—No es tu estilo estar celosa —contestó Anya frunciendo el entrecejo.

—No lo estoy —dijo Raven poniendo la misma cara que ella—. Piénsalo un momento. Clarkie no se ha insinuado de ninguna forma y Lexa no ha hablado con ella, con lo que no podía saber lo guapa que es. Además va vestida como una monja con máster en administración de empresas. Y sin embargo va y cruza todo el bar para ligar con ella.

—No me parece tan raro —dijo Anya.

—...después de haber hablado con Bellamy —acabó de decir Raven haciendo un gesto con la cabeza hacia donde éste, con la cara roja, se acercaba a la morena.

—¡Oh, no! —exclamó Anya al caer en la cuenta.

—Sólo podemos hacer una cosa —aseguró Raven sacando pecho—. Averiguar qué pretende Lexa la canalla.

—¿Cómo?

—Estaba con esos dos tipos. ¿Cuál quieres, el alto y ojos rasgados con cara de tonto o el tarado? —preguntó indicando hacia la tarima.

Anya miró hacia allí y suspiró.

—El ojitos rasgados, parece inofensivo. El otro es del tipo pulpo y esta noche no estoy para esas historias.

—Pues yo sí —dijo Raven dejando el vaso en la barra. El tarado la estaba mirando— . La última vez que vi unas cejas tan bajas fue en las diapositivas de la clase de Antropología —le mantuvo la mirada cinco segundos y se volvió hacia su amiga—. Dos minutos.

—Hay mucha gente. Dale tres —dijo Anya.

Bellamy vio cómo Lexa le abría la puerta a Clarke y sintió celos. No es que quisiera pegar a Lexa, siempre deseaba hacerlo. Aquella tipa no perdía la compostura, nunca hacía un mal negocio, jamás perdía una apuesta y nunca intentaba ligarse a una mujer y fallaba. «Ya te lo advirtió el terapeuta», se recordó a sí mismo, pero no era solamente que necesitara ser el primero en todo. En esa ocasión sus celos tenían un doble motivo.

Lexa se había llevado a Clarke, que era buen material como esposa, excepto por esa tozudez que él habría doblegado, y finalmente habría vuelto con él. Pero en ese momento...

Cuando Lexa volvió a entrar y le hizo un gesto, se puso tenso.

—Nos vamos a cenar —dijo poniendo la mano—. Diez billetes.

Parecía furiosa, lo que hizo que Bellamy se sintiera mejor al sacar la cartera y darle el billete.

—Muy inteligente lo de no decirme que odia a todos—dijo antes de desaparecer. Bellamy volvió a la barandilla.

—Creo que he cometido un error.

—¿Tú también? —preguntó Costia con voz triste detrás de su copa de Martini.

—Así que no fue idea tuya lo de dejar a Lexa —comentó mirando hacia la puerta.

—No —contestó mirando en la misma dirección—. Creí que había llegado el momento de casarnos y me dije «Ahora o nunca» —explicó con sonrisa tensa—. Y ella contestó «Lo siento» —exhaló con fuerza y Bellamy intentó no distraerse con el hecho de que no llevara sujetador debajo del vestido rojo de punto.

La Apuesta (Clexa AU Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora