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En cuanto entré a la cocina observé que Nick llenaba un vaso de agua.

Su espalda estaba tensa y él sumido en sus pensamientos.

-Nick, dime qué es lo que sucede- ordené un poco molesta.

Odiaba que me mintieran, y mucho más que me ignoraran.

-No lo sé- repitió.

Otra mentira. 

Se dio vuelta para abandonar el cuarto pero me puse frente a él.

Vi en su mirada una súplica de que lo dejara marcharse. Estaba asustado y no quería enfrentarme. Eso sólo me preocupó más.

-Por favor, necesito saber quienes lastimaron a Becca y por qué- insistí desesperada.

Él dejó caer sus hombros, rendido.

-Es algo que Salvador tendrá que explicarle a Becca- 

-¿Tú no lo sabes?- retruqué.

Me estaba exasperando.

-Chiara, yo…-  dijo pero entonces el timbre sonó.

Dejó el vaso sobre la mesada y rápidamente fue a abrir la puerta.

Maldición Nick, no te ibas a escapar de mí.

Caminé hasta el living y me encontré con Salvador. Entraba agitado, como si fuera un animal preparado para luchar.

Joder, esto era grave. 

En cuanto sus ojos se toparon con Becca, se acercó a ella.

-¿Estás bien?- preguntó preocupado mientras se arrodillaba. 

Su semblante era serio, intranquilo. No se parecía en nada al hombre que había conocido anoche, aquel con sonrisa soberbia y confiada.

-Necesito respuestas- lo enfrentó Becca mirándolo a los ojos.

Mi amiga estaba furiosa, nunca la había visto así. Pero en su lugar, yo estaría igual o peor.

Salvador desvió su vista unos instantes, como si buscara las palabras adecuadas para decir. 

Sin embargo, su vista se quedó fija en un punto y su rostro se transformó. 

Había visto las marcas.

En la habitación se formó un gran silencio. Nick observaba preocupado a su amigo mientras pasaba la mano por su cabello de modo nervioso.

Desvié mi vista al suelo, no sabía cómo terminaría todo esto.

Solo era consciente de que si estos hombres tan confiados y seguros se ponían así, era porque algo muy malo estaba sucediendo.

-Salvador- murmuró Becca y alcé la vista hasta ellos, presa de la curiosidad.

Parecía que estaban intercambiando palabras con solo mirarse.

-¿Nos pueden dejar solos?- preguntó ella con voz tranquila.

Nick se dio la vuelta sin esperar ni un segundo. Aunque dudé un instante, lo seguí.

Fui consciente de que no quería estar con él pero debía respetar el pedido de mi amiga.

Atrás mío sentí unos pasos y vi que Sebastian me seguía. Agradecí en silencio que no estaría sola con Nick.

Una vez en la cocina, me volví hacia mi amigo.

-¿Cómo pasó?- pregunté con gran necesidad de entender un poco más.

-No lo sé con exactitud- comenzó a explicar nervioso -Solo salía de la cafetería para irme a casa y la vi en la esquina. Estaba en el suelo, llorando y temblando. Pensé que le habían intentado robar pero cuando dijo que te llamara, supe que algo grave estaba pasando-

Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora