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El día había sido eterno. Dormí apenas cuatro horas y me costaba conectar las neuronas.

No había visto a Nick desde anoche, porque nuestras clases no coincidían hoy.

Para ser sincera estaba bastante ansiosa, esperando algún mensaje o señal de que volveríamos a salir juntos.

Solté un suspiro de modo inconsciente mientras caminaba por el pasillo de la universidad hacia la salida.

Estaba sumida en mis pensamientos, cuando de pronto un cuerpo comenzó a caminar a mi lado. 

Sorprendida me giré y encontré su hermosa sonrisa. Mi corazón se aceleró.

-Hola Nick- 

Las imágenes de sus suaves labios anoche me invadieron…

-¿Cómo te ha ido con la entrega del trabajo?-

-Oh muy bien, gracias por preguntar- 

Que fuera tan atento solo hacía que me gustara más.

-Oye, ¿Te parece que cenemos juntos hoy?- 

Joderrrr. 

-Claro- fingí no emocionarme.

-Genial-sonrió y lo imité -¿Te parece en mi casa? Debo confesar que tengo un don en la cocina…-

Inevitablemente reí. Nick no parecía ser ese tipo de personas.

-¿Te estás burlando de mí?- respondió fingiendo estar ofendido.

-Para nada- dije entre sonrisas.

-Bien, ya vas a ver. Te espero a las 8, luego te paso la dirección- 

-Perfecto, nos vemos allí- 

A cada paso que daba alejándome de él, mi sonrisa crecía. Me emocionaba con la simple idea de saber que Nick tenía tantas ganas de repetir como yo.







Durante el resto del día intenté recuperar energías durmiendo un rato, pero la verdad es que estaba demasiado nerviosa.

Y para cuando llegó la hora, solo podía observar mi reflejo en el espejo con ansiedad.

Había decidido vestir un pantalón blanco, una blusa bordó y unas sandalias de taco bajo. Quería que fuera lo más casual posible, aunque por dentro "mi yo romántico" no dejaba de saltar de alegría.


A las 20:15 aparqué mi auto frente a la casa. 

Estaba ubicada en uno de los barrios más adinerados de la ciudad, aunque parecía sencilla. Tenía dos pisos y sus paredes eran de color gris y blanco.

Me pregunté de qué trabajaba Nick para poder costear algo así…

Quizá lo había heredado de su madre, no lo sabía. Pero me aseguré de que hoy lo averigüaría. 


En cuanto apagué el motor, vi que la puerta principal se abría y Nick se asomaba para recibirme.

Con una sonrisa me acerqué a él. 

-Qué hermosa es tu casa- comenté. 

-Muchas gracias- respondió y antes de que pudiera ser consciente de la cercanía, depositó un corto y suave beso en mis labios.

Joder, si ya empezábamos así…

-Ven, la comida ya está casi lista- sonrió y se hizo a un lado para que pudiera entrar. 

Luz y OscuridadWhere stories live. Discover now