Y con él, se llevó su corazón.
Nunca habría una nueva melodía, porque, ayudado por el viento, Jin Yonghoon se llevó la música del corazón de Kang Hyungu.
Y lo peor... Es que nunca fue su intención
SE TRATAN TEMAS FUERTES, POR FAVOR MANTENER LA RES...
Estoy es rota... Fun fact, este capítulo se me borró todo y casi mando toda la novela a borradores 😃
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- Con mucho cuidado Hwanwoong, no querrás que mi corazón se detenga de la angustia - advirtió entre leves risas a su hijo menor, quien lo seguía abrazando para despedirse, pues, como cada día, el joven tenía entrenamiento con la armada.
Seguía los pasos de su padre.
- Tranquilo papá, estaré bien. Soy fuerte. Tú lo sabes - sonrió alegremente, apretujando un poco más a su papá doncel en su abrazo antes de levantarse, ofreciendo una reverencia hacia su padre a modo de despedida.
Harin no entrenaba a los jóvenes, lo hacía capitán Kim Geonhak, y segundo al mando de su padre
Además de ser el esposo de Dongmyeong, el antiguo amor imposible de Ju.
- Yo también me voy, tengo varios canastos para mi venta - sonrió el mediano de los hermanos, llegando con sus padres, despidiéndose tiernamente de Hyungu, y de forma un tanto arisca de Harin.
No era algo nuevo en Keonhee actuar de esa forma.
Las acciones siempre tienen consecuencias, ¿no es cierto?
- Cuídate Hee - despidió el mayor con una leve sonrisa hacia el chico, quien asintió levemente antes de salir con sus canastos tejidos y coloreados por él mismo.
- ¿Te adelantas a la caseta, Ki? - inquirió Hyungu, mirando al mayor de sus pequeños acercarse a ellos también.
- Sí, papá. Quería acabar algunas de las piezas, así podrán venderse rápido - le respondió con esa bonita sonrisa que siempre llevaba impresa en su rostro, tal y como sus hermanos menores, se despidió con un fuerte abrazo de Hyungu, y una pequeña reverencia hacia Harin, y sin perder su gesto salió de la casa familiar.
Los esposos se quedarían un par de horas más en su hogar en lo que acababan de arreglar y conversar algo que Harin había mencionado.
- Parece ayer cuando eran unos niños correteando por todo lado... - suspiró el soldado, viendo a su esposo asentir suavemente, sin dejar de mirar la puerta por la que habían salido cada uno.
Aquellos tres pequeños ya no eran unos niños. Eran todos unos jóvenes, de buena presencia y carácter.
Y seguramente pronto empezarían a emprender sus propias vidas y familias...
Al menos Keonhee le había platicado a Hyungu de un doncel que le parecía simpático, y que compraba sus canastos en el poblado. Tal vez sería de los primeros en casarse...
- Hyungu... - llamó Ju, viéndolo monear su alianza nupcial.
- Dime... - musitó regresando su vista a su esposo, notándolo consternado - ¿Ocurre algo, Rin? - preguntó extrañado, notando su duda.
