𝐂𝐀𝐏𝐢́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐒𝐈𝐎𝐂𝐇𝐎.

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—Bien, ya llegamos.— Michael se hizo a un lado una vez abrió la puerta de su gran y lujosa casa dándome el paso para que entrara junto con Keith.

Al entrar, no tardé en escuchar unas pisadas en las escaleras también acompañadas de las voces de dos niños (una niña y un niño) gritando mi nombre con desesperada energía.

—¡¡___!!.— Ambos pequeños se abalanzaron sobre mí haciendo que perdiera el equilibrio y cayera para atrás, que recordemos que Michael iba tras mío por lo que caí encima de él pero de espaldas.

Keith fue la única que no cayó, pues fue más inteligente y apenas escuchó las pisadas y gritos de los pequeños me soltó de la mano y se hizo a un lado.

—We are very sorry!— Dijeron ambos niños mientras se levantaban de encima mío y me estrechaban sus manos (las cuales agarré) para que pudiera levantarme.

—Amm, ¿qué han dicho?— Le pregunté a Michael mientras está vez era yo la que estrechaba mi mano para que él se levantara del suelo, y después le ayude con las maletas.

—Han dicho que lo sentían. Ellos no hablan el japonés como mi padre, madre y yo, pero si lo entienden.— Explicó haciéndose a un lado para que mi tío y su padre pasaran.

—Quieres decir que yo les puedo hablar ps en Japonés, mi idioma, y ellos me entenderán pero me responderán en Inglés porque no saben hablar en Japonés?.—

—Es lo que acabo de decir.—

—Si, claro, lo siento...—

Michael tiró de mi brazo y juntos subimos las escaleras que llevan al segundo piso en donde me supongo que se encuentran las habitaciones de él, sus hermanos y sus padres.

Llegamos hasta una puerta que tenía colgado un cartel de cartón que decía, "Prohibido la entrada a mi padre".

—Cómo se nota que no te vayas para nada bien con tu padre.— Comenté una vez pasé dentro de su habitación y él cerró la puerta. —Tenemos el mismo problema.—

—¿"Tenemos"? No me compares contigo ___, además, ¿por qué mientes? La última vez que nos vimos, tú con tus padres tenías una buena relación.—

—Bien lo has dicho, "tenía " .— Suspiré. —Desde la muerte de mi tía Emma, y sus dos amigos, Draken y Baji, ya no fue lo mismo y nuestra relación de padre e hija cambió gracias a eso. Ahora soy más unida a mi madre que a mi padre.—

—No te pregunté, pero gracias? Por tener la confianza de decirme.— Dejó las maletas a un lado y comenzó a buscar algo, supuse que era el cuadro que quería mostrarme. —Por cierto, dormirás conmigo, aquí en mi habitación, pero eso sí, tú dormirás en el suelo y yo en la cama.—

—¿Qué? Soy tu visita.—

—Qué seas mi visita no cambia nada, sigue siendo mi cuarto y yo su dueño. En mi habitación se hace lo que yo diga.—

—Ya te pareces a mi padre hablando así y siendo igual de amargado que él.— Rodee los ojos.

—Aquí está.— Volteé a verlo de repente con intriga y él me entregó un cuadro. —Ahí estamos los 4.— Dijo colocándose a un lado mío.

Y efectivamente, allí estaba yo a un lado de Michael. Su hermana Elizabeth al lado de él y su hermano Evan al lado mío. Pero desgraciadamente seguía sin recordarlos.

—¿Y bien?.— Dijo Michael mirando la foto aún a un lado mío.

—Pues si, efectivamente los conozco desde que tengo uso de razón, pero no logro que los recuerdos en donde estoy con ustedes o que convivimos juntos vengan a mi mente. Lo siento Michael.— Le devolví el cuadro y el lo agarró con su mirada puesta en el suelo.

𝐀 𝐓𝐔𝐒 𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐎𝐂𝐇𝐎. | 𝐑𝐀𝐍 𝐇𝐀𝐈𝐓𝐀𝐍𝐈. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora