Capítulo 4: La decisión de Mariel

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Mariel se encontraba sentada en su habitación, perdida en sus pensamientos mientras reflexionaba sobre los últimos días que habían transcurrido desde que conoció a Esteban en el aula de clases. Cada detalle de aquel encuentro se encontraba grabado en su mente, y sentía la necesidad de revivirlo una vez más para entender qué había sido lo que la impulsó a acercarse a él.

Recuerda claramente cómo, entre la multitud de rostros desconocidos, sus ojos se posaron en Esteban. No pudo evitar notar su timidez y su actitud reservada, algo que le resultó intrigante y a la vez familiar. Ella misma había lidiado con la sensación de ser una extraña en algún momento de su vida, y se sintió atraída por la idea de poder ayudar a Esteban a superar esa barrera y encontrar su lugar en el mundo.

A medida que pasaban los días, Mariel se encontraba cada vez más interesada en Esteban. Quería descubrir qué lo hacía tan especial, qué le apasionaba y qué pensaba de la vida. Era evidente que tenía un espíritu curioso y una mente inquisitiva, y Mariel ansiaba poder conversar con él y conocer más sobre sus pensamientos y sueños.

Decidió que era momento de actuar. Se acercó a Laura, una de sus amigas más cercanas, y le compartió sus pensamientos sobre Esteban. Laura, siendo una persona comprensiva y perceptiva, captó de inmediato la conexión especial que existía entre Mariel y Esteban. Fue entonces cuando sugirió la idea de invitarlo a unirse a su grupo de amigos.

La idea resonó fuertemente en Mariel. Sentía que Esteban podría encajar perfectamente en su círculo, y que juntos podrían vivir experiencias únicas y compartir momentos de diversión y aprendizaje. Estaba decidida a hacerlo sentir bienvenido y aceptado, tal como ella se había sentido desde que se unió al grupo.

Con una sonrisa en su rostro, Mariel se acercó a Esteban y le planteó la idea de unirse a ellos. Aunque Esteban mostró cierta indecisión y dudas, Mariel no se rindió. Le explicó cuánto disfrutaba la compañía de sus amigos, cómo cada uno tenía algo especial que aportar al grupo, y cómo todos podrían aprender y crecer juntos.

Ahora, mientras Mariel se encontraba en su habitación, reviviendo aquellos momentos, se daba cuenta de lo importante que era para ella que Esteban se sintiera incluido. Sabía cómo era estar al margen, sentirse invisible y deseaba con todo su corazón que Esteban no pasara por lo mismo. Quería que él encontrara en su grupo de amigos el apoyo, la diversión y la amistad que todos merecían.

Con una determinación renovada, Mariel se levantó de su escritorio y salió de su habitación. Sabía que aún había mucho por descubrir y compartir con Esteban. Estaba emocionada por las posibilidades que les esperaban y por la oportunidad de ayudarlo a superar sus barreras y descubrir su verdadero potencial.

Al día siguiente, Mariel se levantó con una energía renovada y una sonrisa en el rostro. Sabía que ese día tendría la oportunidad de pasar más tiempo con Esteban y continuar fortaleciendo su amistad. Se preparó rápidamente y se dirigió a la escuela con entusiasmo.

Durante el descanso, Mariel se reunió con sus amigos en su lugar habitual. Todos estaban ansiosos por saber cómo había ido la invitación a Esteban. Mariel compartió con ellos todos los detalles, desde el momento en que propuso la idea hasta la reacción inicial de Esteban.

Alejandro, siempre el más extrovertido del grupo, aplaudió emocionado y expresó su alegría por tener a Esteban como nuevo integrante. Sofía, con su entusiasmo tecnológico, ya estaba pensando en qué juegos podrían jugar juntos. Laura, con su mirada comprensiva, elogió a Mariel por su acto de amabilidad y generosidad.

El grupo continuó hablando y planificando actividades para los próximos días. Hablaban de excursiones al parque, noches de películas, y hasta mencionaron la idea de formar un club de lectura. Cada uno compartía sus ideas y sugerencias, asegurándose de que todos se sintieran incluidos y escuchados.

Mientras los amigos de Mariel seguían emocionados con los planes, Mariel se dio cuenta de que Esteban seguía siendo un poco reservado. Decidió acercarse a él y entablar una conversación más profunda.

Mariel compartió su amor por el arte y la creatividad, su deseo de explorar el mundo y descubrir nuevas culturas. Esteban, tímidamente, habló sobre su pasión por la historia y cómo le gustaría estudiarla en el futuro. Ambos se sorprendieron al darse cuenta de que compartían intereses similares y que podrían aprender mucho el uno del otro.

La conversación fluyó con naturalidad y Mariel se sentía cada vez más conectada con Esteban. Juntos, comenzaron a imaginar todas las aventuras que podrían vivir juntos, explorando museos, leyendo libros y debatiendo sobre eventos históricos.

Cuando sonó el timbre para volver a clases, Mariel y Esteban se despidieron con una promesa de seguir compartiendo momentos y apoyándose mutuamente. Mariel se sentía feliz y satisfecha al ver cómo Esteban se estaba abriendo poco a poco, superando sus barreras y encontrando su lugar en el grupo de amigos.

Esa tarde, al regresar a casa, Mariel no podía dejar de sonreír. Había logrado algo especial al acercarse a Esteban y darle la oportunidad de ser parte de su mundo. Estaba emocionada por lo que vendría en el futuro y sabía que su amistad seguiría creciendo y fortaleciéndose con el tiempo.

Con un sentimiento de gratitud y felicidad, Mariel se recostó en su cama y cerró los ojos, imaginando todas las aventuras que aún estaban por venir. Sabía que con Esteban y sus amigos a su lado,podrían enfrentar cualquier desafío y vivir momentos inolvidables juntos. La amistad que habían formado era especial y significaba mucho para Mariel.

A medida que se sumergía en sus pensamientos, la puerta de su habitación se abrió lentamente. Era su madre, María, quien entró con una sonrisa cálida en el rostro. María se sentó junto a Mariel y le preguntó cómo había sido su día en la escuela.

Mariel, emocionada, compartió con su madre todos los detalles sobre la invitación a Esteban y cómo se había sentido al tenerlo como parte del grupo. María la escuchaba atentamente, con orgullo en sus ojos. Recordó cómo Mariel siempre había sido una persona compasiva y amable, dispuesta a abrir su corazón a aquellos que lo necesitaban.

Después de escuchar la historia de Mariel, María la abrazó con ternura y le dijo lo orgullosa que estaba de ella. Le recordó lo importante que era mostrar empatía y amabilidad hacia los demás, y cómo esos gestos podían cambiar la vida de las personas.

Esa noche, mientras la familia disfrutaba de la cena, Mariel compartió con su hermana Mía la emocionante noticia de tener a Esteban como nuevo amigo. Mía, con su cariño característico, se alegró por Mariel y expresó su deseo de conocer a Esteban pronto.

Más tarde, en su habitación, Mariel se recostó en su cama, reflexionando sobre el día. Estaba agradecida por la amistad que había encontrado en Esteban y por la maravillosa conexión que compartían. Se sentía afortunada de tener amigos y una familia que la apoyaban incondicionalmente.

Con una sensación de paz y felicidad, Mariel cerró los ojos, dejándose llevar por los sueños que esperaban en el futuro. Sabía que cada día sería una nueva oportunidad para vivir aventuras, reír, aprender y crecer junto a sus amigos. La amistad que habían formado era un tesoro invaluable y estaba decidida a valorarla y cuidarla en cada momento.

Así, envuelta en la calidez de su habitación, Mariel se sumergió en un sueño tranquilo y lleno de expectativas. Estaba lista para enfrentar lo que viniera, sabiendo que tenía a Esteban, su familia y sus amigos a su lado. Juntos, crearían recuerdos que perdurarían para siempre.

Continuará...

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⏰ Última actualización: May 09, 2023 ⏰

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Caminos Entrelazados: Descubriendo la Verdadera AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora