Capítulo siete.

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Reportense aquí:

Ginger

Años atrás

Al instante que sali de la facultad de derecho noté como uno de mis compañeros, Elliot miraba a la dirección de donde se encontraba Alyssa y sonreía, y Alyssa no parecía que sintiera la mirada de mi compañero.

—Elliot, todo está bien? —Pregunté alzando una ceja, él asíntió de inmediato.

—Todo bien, ¿Porqué la pregunta, Ginger?

—No dejas de ver a mi amiga.

—A eso, es solo que ella es muy bonita.

Le sonreí, asintiendo. Alyssa era preciosa.

—Si, lo es pero tiene novio. —Le dije y él pareció decepcionado.

—Bueno, solo he dicho que es bonita, no he dicho que quisiera una relación con ella.

—Si, claro. —Le sonreí, mientras hacía un ademán de despedida.—Hasta luego, chico distraído.

Él sonrió, haciendo un ademán de despedida, me acerque a mis amigas, sentandome a lado de ellas, esperando a Eros que llegara por mi.

—¿Pasa algo? —Le dije a Lyssa, se notaba tensa y estaba molesta, nunca había visto a Lyssa molesta hasta este momento.

—Pasa que Henry es un imbécil, se ha robado el dinero de mi tarjeta de crédito ¿Cómo lo hizo? No tengo ni la mínima idea, lo he demandado, pero no lo encuentran al imbécil.

—Dime que haz terminado con él.

—Lo he hecho, ya no podía seguir con alguien que está enamorado del dinero de mis padres

Uy, y yo que le acababa de decir a Elliot que Alyssa tenía novio, mi móvil vibró, llegando un mensaje de Eros, sonreí de inmediato mientras me levantaba de mi lugar.

—¿A dónde vas? —Lyssa frunció el ceño.

—Mi novio ha llegado por mi, quedamos que iríamos a comer y pasar la tarde juntos.

—Enserio queremos conocer a tu novio misterioso, Ginger. —Kinsey hizo una mueca, de desaprobación.

Se sorprenderían demasiado al saber que es el mejor amigo de mi amiga. Pero temía que Alyssa lo tomara mal. Solo que sabía que quizás se molestaría al momento de enterarse, total la hemos estado engañando desde hace tiempo.

—Prometo que pronto. —Les dije—Nos vemos en el apartamento.

—Nos vemos en el apartamento, cuídate. —Summer me sonrió, así que asentí, despidiéndome.

Al instante que camine hasta el auto de Eros y al subir, él me sonrió, tomando mi mano y llevándola a su boca para besarla.

—Hola novia.

—Hola novio. —Suspiré.

—¿Todo bien? —Él alzó la ceja y yo asentí.

—Todo bien. —Sonreí.

Durante el camino Eros me venía contando sobre como le había ido está semana en la universidad.

—Y te he extrañado demasiado, está semana ha sido eterna pero tenía que ponerme a estudiar para mis exámenes, me alegra saber que los exámenes han terminado.

Finge que me odias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora