capitulo 34 (yo nunca he podido olvidarte )

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—Si mami.

Salimos de la casa, subí a mi hija al auto. Encendí el motor para así dirigirnos a la empresa Sarocha.
Comprendía a mi hija, no ha visto a Freen, y sí, Freen desde ese día que hizo su escándalo afuera de la escuela de Sam me había estado marcando para decirme que quería hablar con Sam. Pero siempre la negaba, es decir, yo le decía que ella no estaba. Le inventaba cualquier pretexto para que mi hija no hablara con ella.

—Llegamos.—le hablé a mi hija y ella sonrió

Ayudé a Sam a bajar de mi auto, y entramos al gran edificio. Los empleados de Freen me conocían. Varios me saludan otros solo miraban a mi hija y a mi.
Entramos al elevador, Sam iba inquieta por llegar, quería ver a su madre

[Pov Freen]

—Entonces le llamo al Sr Punth y le digo que la próxima semana lo esperamos.—
Mónica me estaba rectificando lo que le acababa de decirle

—Sí, también lla...

—¡Mami!—escuché la voz de Sam

Volteé y ahí la vi, tomada de la mano de Becky. Sonreí al verla, ella se soltó de la mano de su madre y corrió hasta a mí. La tomé entré mis brazos, la abracé fuerte, claro sin lástimarla.

— Sam...—toqué su carita y volví abrazarla

—Te extrañé mucho, mami.

—Yo también te extrañé.—besé su frente

Becky se acercaba a nosotras, ella la última vez dijo que no quería que me acercara a Sam hasta que el juez dictara lo contrario

—Hola Becky.—fue lo que dije al verla

—Hola... Freen, Sam quería verte...—dije dando un suspiro

—Gracias...—agradecí—De verdad te agradezco mucho de que la trajeras.

—Mami, ¿podemos ir a comer a McDonald's?—dijo Sam

—Por supuesto.—le respondí y ella sonrió

—Tienes que llevar a Sam a la casa a las seis, no más tarde. Mañana tiene escuela.—dijo la morena

—¿Te gustaría ir con nosotras?—pregunté y ella negó

—No, yo tengo cosas que hacer.

—Anda mami, vamos.—dijo Sam suplicándole a su madre

—No Sam, ya dije una cosa.— Becky ordenó pero ella siguió insistiendo

—Ándale vamos las tres, ¿si?— ella hizo un puchero adorable 

—Está bien.—ella respondió rendida y ella comenzó a dar brincos de la felicidad

Salimos de mi empresa, la mayoría de mis empleados saludaban a Becky, aunque ella y yo ya estemos por divorciarnos aún ella sigue siendo mi esposa y hasta que se firme el dichoso papel ya no lo será.

Como Becky traía su auto, ella dijo que ella iría en el de ella mientras Sam se fuera conmigo y Plutarco

—¿Y qué tal te fue hoy en  la escuela?—le pregunté a Sam quién se encontraba comiendo a lado de Becky

—Genial, hoy le hablé a una niña.—Sam dijo lo último orgullosa

—¿Le hablaste a una niña?—pregunté y ella asintió—¿Ella es bonita?

—Mucho, tiene los ojitos azules.

—Entonces si debe estar muy bonita.—le dije y ella asintió

—Mucho, pero James se enoja de que me hable a mí y a él no.

—¿Por qué se enoja?—preguntó Becky y ella se encogió de hombros

—No lo sé, quizá a él también le gusta ella.—reí un poco ante el comentario de mi hija

Dicen que el primer amor nunca se olvida, y que aunque conozcas a otras personas esa persona tan especial seguirá ocupando gran parte de tu corazón. Qué pase lo que pase nunca le olvidarás la sonrisa que en su momento te movió el suelo, o las noche en las que no podías dormir pensando que se sentirá besarle. Las veces que no sentías las rodillas porque se te dormían cuando te daba un abrazo, o cuando te susurraba despacito a tu oído; "te quiero".
El amor existe, pero como dice mi abuela, nada es para siempre.

—¿Y cómo está tu bebé?—preguntó Becky después de haber quedado unos minutos en silencio

—No creo que sea bueno hablar de eso...—contesté

—Es tu bebe. No debes negar de él.—dijo

—No lo niego. Se encuentra bien, por lo que me dijeron es un niño.—respondí y ella puso cara seria, se puso pálida—¿Te sientes bien?

—Si es solo qué... Tú querías tener un niño. —respondió—Felicidades.

—Gracias...—tenía tantas ganas de abrazarla —Y ¿tú? ¿cómo vas con Karen?—mencioné el nombre de la chica al propósito. Sabía que su nombre es Kendall pero quería ver su reacción de Becky

—Su nombre es Kendall—me corrigió— y no, no tengo nada con ella.—la miré extraño

—Pero... Ella dijo qué...

—Ella mintió, y realmente no hay nada entre ella y yo.... Fue una mentira.—se encogió de hombros y sentí una felicidad en mi interior—Además... yo ahorita no quiero nada con nadie más.

—¿Por qué?—pregunté

—Yo no te he podido olvidar...

Mi mirada quedó fija en sus ojos, esos ojos color grises  que vuelven loco a cualquiera, esos preciosos ojos que pagaría todo el dinero del mundo para seguir viendo esos preciosos ojos

Me levanté de mi asiento para sentarme a su lado, ella tenía su miraba hacía abajo, delicadamente tomé sus barbilla para que me mirara. Varías lágrimas comenzaron a caer sobre su rostro, limpié cada una de ellas con ayuda de mis pulgares

—Yo tampoco he podido olvidarte, Becky.

Nuestros rostros comenzaron acercarse, sentí sus labios chocar con los míos. Ambas comenzamos con un movimiento lentos y suaves. Era un beso lleno de amor y necesidad.
Tanto tiempo sin besarla, ahora volvía a sentir que era besar a alguien con amor
Nuestro beso subió de volumen, ahora un poco más salvaje. Comencé a dar pequeñas mordidas suaves en su labio inferior, ella jadeó ante mi acto. La tomé por la cintura para poder abrazarla, ella no se quedó atrás, me tomó de la nuca para pegar más nuestras bocas.
Nos separamos gracias a la falta de aire

—Te amo Becky perdóname por favor.—le hablé sobre sus labios

A promise is a promiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora