El fruto de la sutil fragancia pt 1

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Extra 01 (parte 1)


Porsche

Los rayos de sol me golpean la cara cuando la cortina blackout de la habitación de Kinn empieza a recogerse. Me remuevo en el colchón, incómodo por la repentina luminosidad que anuncia el nuevo día, cuando un par de brazos familiares se ajustan en torno a mí. Sonrío ante la sensación placentera de aquel contacto.

––Buenos días, bebé ––Susurra contra mi oído, presionando sus labios para besar mi mejilla.

––Hola ––respondo, con la voz ronca.

––Mmm, tu voz está muy ronca ––alude, depositando un húmedo beso en mi cuello–– creo que ayer use mucho tu boca, ¿debería darle un descanso a tu garganta?

––¡Bastardo! ––Lo maldigo, aunque sus palabras me hacen reír. En este punto, sus frecuentes comentarios indecentes me causan más gracia que enfado; la elegancia e insolencia que tiene es algo que disfruto demasiado, pero no quiero admitirlo, por eso, le doy un suave golpe en la frente para reprenderlo.

––Es que eres tan bonito que me es difícil controlarme ––confiesa, tomando mi mano para besarla.

––Ya lo sé, amor ––reafirmo, guiñándole el ojo coquetamente.

––Me encanta que lo sepas ––me dice, antes de lanzarse sobre mí rostro para besuquearlo.

Kinn siempre es tan cariñoso y expresivo que me parece irreal. Admito que sus acciones dulces para conmigo, han sido una grata sorpresa. Después de que pasé mi celo con él me hice a la idea de que sería tratado con más pasión que amor, sin embargo, ha sido todo lo contrario. Claro que Kinn es bastante insaciable en el sexo, a veces, cualquier cosa que haga «como transpirar» despiertan sus deseos primitivos que desquita sin piedad en mi cuerpo. No siento ninguna pena por mí, porque también disfruto que me tome con tal desenfreno «aunque a veces llegue a ser excesivo». Sin embargo, más allá de lo sexual, su forma de tratarme es maravillosa y me hace sentir muy amado.

Su forma de amarme, es una confirmación continua de que "soy el corazón de Kinn", palabras que a menudo susurra en mi oído cuando cree que estoy durmiendo.

––¿Te sientes bien esta mañana?, ––Su mano cálida desciende hasta mi vientre levemente redondeado para acariciarlo–– ¿hoy no tienes náuseas?

––Hoy no, creo que será un buen día. Deberíamos aprovecharlo ––Propongo, mientras le acomodo unos cuantos mechones de su cabello desordenado.

––¿Sí? ¿Qué quieres hacer?

––Mmm, no lo sé... tal vez, podríamos comprar algunas cosas para el bebé.

Rastro fraganteWhere stories live. Discover now