"Estoy condenado al infierno, estamos pecando ante los ojos de los reyes antiguos, pero no puedo evitarlo, el simple sonido de tus gemidos es suficiente para vivir condenado a un martirio dentro del inframundo"
—Kisaki quiero que seas mío...
—¿Por qué no lo entiendes? Soy tuyo mi corazón palpita gracias a ti. —Tomó su mano mientras la posaba sobre su pecho—. Escúchalo latir...
—Bésame. —Habló Kamari mientras recuperaba el aliento—. Has conmigo lo que quieras, esta noche estoy dispuesta a complacerte
—Tu Sola presencia satisface mi alma
—Tonto. —Sonrió—. Si tan solo fuera tu esposa seguramente no tendríamos que ocultar este sentimiento
—El destino fue cruel con nosotros, jure ante Dios y los reyes mi lealtad hacia Harumi, pero mi corazón sabe que es mentira todo lo que alguna vez prometí
—¿Pensaste en mí mientras juraba lealtad eterna?
—Pienso en ti cada maldito segundo
—Estoy siendo demasiado cruel contigo
—Deberia reclamarte tu comportamiento
—¿Buscas recriminar mis acciones?
—Parecías muy feliz al lado de mi fiel lacayo hanma...
—Tonterías...
—¿Acaso buscabas reemplazarme? ¿Mi amor no es suficiente?
—Deja de hablar tonterías, mi corazón y mi virtud te fueron entregadas aquel dia donde me di cuenta de que estabas destinado amarme hasta la eternidad
—Como negarme ante tal propuesta...
—Sabía que este dia llegaría
—Harumi es la llave para que esta relación prospere, podré besarla o simplemente hacer el amor con ella, pero dentro de mi pensamiento esta tú deleitante cuerpo que me enloquece
—Demuéstramelo
—Tus palabras son música para mis oídos. —Se acercó hacia su boca deseosa de amor—. Voy a besarte hasta que tu boca sangre y me odies a muerte
—Es imposible odiarte
—Mi querida Kamari, como desearía besarte frente a todos sin el temor de ser juzgados
—Bésame ahora mientras estás en mi cama
Kisaki sonrió dejando ver sus hoyuelos, la mente era cegada por el deseo de poseer su cuerpo, con un movimiento ligero retiro sus lentes para poder apreciar con más claridad, sus hermosos ojos azules, su mano tiembla y su cuerpo está caliente, sin dudarlo otro segundo coloco sus lentes sobre la fina madera al lado de aquella vela que alumbra la habitación.
—Silenciaré tus gemidos con mi boca, no quiero que Harumi despierte. —Con su mano retiro su camisa, dejando ver con detenimiento su torso desnudo y sus abdominales muy bien trabajados.
La excitante relación nació luego de que ambos sucumbieran al deseo que invadía sus cuerpos, sus intimidades encajan tan bien como si estuvieran destinadas a juntarse; Con una sonrisa que demuestra su amor se acercó hacia Kamari para sentir su desnudo cuerpo deseoso de caricias, las marcas que dejo hace tres días aún están presentes sobre sus senos.
La luz se refleja en aquella habitación donde el único testigo de su pecado son las paredes que pueden contar millones de historias con solo con verlas detenidamente por varios segundos, aquellas que ocultan esta ferviente relación donde el amor es la base sólida de esta encrucijada, el hombre de ojos estremecedores está en una situación gracias a sus ancestros que juraron un decreto que considera simplemente absurdo y poco favorable para su cuerpo.
