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Tapándose los oídos con los lados deteriorados de la almohada, frustrado por sentir que su cabeza seguía girando debido a la resaca de la noche anterior, Kim Taehyung deseaba que la estridente alarma dejara de sonar para poder seguir durmiendo. Pero era su recordatorio y castigo por haberse quedado hasta tarde hablando y bebiendo con Jimin en el bar.

 Especialmente en un día de la semana.

El fuerte golpe de su puño contra el reloj lo hizo voltearse y darse cuenta de que lo había roto. "Maldición, otra deuda más", pensó mientras observaba las piezas esparcidas en la mesita de noche, al lado de su descuidada cama.

—Si tan solo tuviera algo de dinero... —balbuceó, volteando boca arriba para mirar hacia el viejo techo de su apartamento, que tenía algunas goteras sin reparar debido a la falta de presupuesto. —No tendría que vivir en este agujero... —añadió, cansado de contemplar el mismo cuadro todas las mañanas.

De repente, un poco de polvo cayó del techo debido a los fuertes pasos de su vecino de arriba. Suspiró, aburrido de tener que soportar al vecino alcohólico.

El señor Lee, quien todas las mañanas le asustaba tocando su puerta para entregarle el periódico y de paso le señalaba todas las ofertas de trabajo con un marcador rojo o negro.

—Seguro que no hay nada nuevo... —se dijo a sí mismo, poniéndose de pie en la cama y acercándose a la puerta de su habitación para ir a buscar el periódico. 

Caminó unos pocos pasos y ya estaba junto a la puerta de entrada, recordándole una vez más lo claustrofóbico que era su departamento y cómo gastaba la mitad de su sueldo en él.

Efectivamente, no había nada nuevo en el periódico, pero eso era porque ninguno de los anuncios señalados en rojo cumplía con sus expectativas al cien por ciento.

 Se planteaba una y otra vez dónde podría encontrar a un amigo como Jimin o a un jefe como SeokJin, o, las innumerables noches de conversación junto a Jimin y su pareja, donde bebían vino en secreto mientras el jefe no estaba presente y al día siguiente, reemplazaban el vino con una botella barata de la tienda de la esquina.

Borrando así las pruebas.

Esto le había hecho perder algunas oportunidades, pero sabía que la vida le tenía algo mejor reservado. 

Lo sentía muy cerca.

Por eso, la noche anterior, bajo los efectos del alcohol, le confesó a Jimin su mayor sueño.

—Por eso, en mis sueños, tengo un plan —balbuceó Taehyung antes de tomar otro sorbo de soju, lleno de esperanza—. Si consigo a un hombre adinerado, no tendré que trabajar ni preocuparme por nada —habló de nuevo, derramando la mitad de la bebida en sus labios debido a su estado de embriaguez.

—Qué plan más descabellado... —se rio Jimin, golpeando la mesa con entusiasmo—¿Quieres ser un mantenido entonces? —preguntó Jimin.

—El dinero lo es todo, Jimin-shi. Debe de ser divertido vivir en el mundo de los ricos —respondió Taehyung.

—No puedo opinar sobre eso, no soy adinerado.

—Por eso, cuando lo sea, podré contarte todos los detalles. Incluso prometo llevarte a conocer Venecia —dijo Taehyung, sirviendo un poco más de soju en el vaso de Jimin—. ¡No ves qué gran amigo soy!

—Te juro que si no me llevas a Venecia, te mataré, Kim Taehyung —bromeó Jimin, entrecerrando levemente los ojos y fingiendo estar serio, mientras llevaba el vaso de vidrio a los labios y mantenía la mirada fija en el rostro sonrojado de su amigo. Estando seguro de que debían dejar de beber, de lo contrario terminarían agotando el refrigerador de botellas de soju del bar.

Money ...Money ...MoneyWhere stories live. Discover now