Capitulo 4: ¿Puedo sentarme?

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—Michael y Jana, por favor silencio —los manda a callar el profesor y Jana rueda los ojos sin que esté pueda verla.

El profesor empieza a escribir en la pizarra "el teorema de Pitágoras" y yo comienzo a hacer apuntes en mi cuaderno.

—Cómo ya saben el Teorema de Pitágoras es una relación geometrica euclidiana entre los tres lados de un triángulo rectangular —hace el ejemplo del triángulo en la pizarra—. Y lo demás supongo que ya lo saben, pues ya hemos tenido está clase y a parte está bien fácil.

—Fácil para el que estudia —murmura Mick lo suficientemente alto para que los demás escuchen y se rían.

—Michael, por favor, si no te interesa la clase te puedes ir — le dice el profesor y continúa dando la clase.

—Yo me voy con gusto.

—Te vas y te juro que te mato —murmura Jana solo para que nosotros escuchemos—, no te puedes dar el gusto de perder más materias.

Mick resongan.

—Chicos recuerden que la fórmula es: — escribe en la pizarra a² + b² =c²—, la a lado del triángulo rectangulo, b lado del triángulo rectangulo y c hipotenusa.

» De este tema abra una trabajo para la próxima semana, en parejas. Espero los trabajos bien presentados ya que...

Dejo de prestar atención, cuando Mike me golpea el hombro llamado mi atención.

—Hay tienes una verdadera oportunidad, pregúntale a Heather si quiere hace el trabajo contigo.

—Mick tiene razón Ian —agrega Jana sin levantar la mirada de el cuaderno.

—¿Ustedes que creen que diría? Apenas tuve una conversación decente con ella hace nada. 

—Pues eso tendrás que descubrirlo.

—Michael e Ian, se salen ahora mismo de la clase — habla el profesor haciéndonos mirar hacia él que nos señala la puerta del salón mirándonos fijamente—. Vamos, salgan. Ya no voy a soportar tal falta de respeto por parte de ustedes dos en mi clase.

Muevo un pie impaciente en el piso, y Mike se levanta de su asiento, lo que me obliga a hacer lo mismo. Jana nos da una mirada de desaprobación.

Salimos del aula bajó la atenta mirada de todo nuestros compañeros.

—Bueno, ya nos liberamos del profesor insoportable.

—Vamos a la cafetería.

Presiento que me espera tremenda bronca por culpa de esto.

✯✯✯

—Romperte una pierna.

—Mucha mala suerte.

Me alejo de la mesa en dónde estan mis amigos y me aproximó a dónde está sentada Heather. Ellos me han animado a acercarme.

Y se lo que diran ¿Por qué si le hable eyer con aparente tranquilidad por qué no puedo hablarle ahora? Pues ayer no se como pude ponerme a un lado de ella y hablarle de verdad. Fue un arranque repentino de valentía.

Ella tiene la vista clavada en el pure de la comida de poca calidad que dan en esta cafetería. Su cabello negro le cae a los lados ocultado gran parte de su rostro.

—¿Puedo sentarme? —hablo balanceado me sobre mis talones.

Ella levanta la mirada hacía mí, sus ojos azul océano me observa tras sus largas pestañas, tiene unas ligeras marcas de ojeras bajo su párpados.

Me sigue observando y por un momento pienso si Mick tiene razón al decir que a lo mejor ella ya sabe quién es el loco detrás de las cartas.

—¿Entonces? ¿Puedo?

—Claro, como quieras —se encoge de hombros.

Me siento al frente de ella, le da un sorbo al jugo de fresa con la vista ahora en la mesa.

—Oye ¿Ya tienes con quien hacer el trabajo de matemáticas? —pregunto directamente y ella no me contesta, perece estar perdida en su pensamiento.

—Perdon ¿que decías? —se muestra visiblemente apenada y si supiera lo nervioso que estoy yo.

—¿Que si ya tiene con quien hacer el trabajo de matemáticas?

—No, pues no se, Elisa no me ha dicho nada.

—O sea que no tienes —concluyó.

—Se puede decir que no —vuelva a sorber del jugo.

—Emm...umm... Me preguntaba si... Emm...¿Te gustaría hacer el trabajo conmigo?

—Sí, claro no estaría mal —me sonríe.

Y recuerdo su voz cantando aquella canción, su sonrisa al ver el avión en su mesa, el saber que no los bota y su risa antes de guárdalo en su mochila.

Tenía esa duda el saber si los botaba o no. Ese día me quedé más que todo por eso, quería saber que hacía con los aviones y el saber que por lo menos le saco una sonrisa, creo que ese fue el detonante de mi valentía.

—¿En serio?

—Pues si, no habria ningún problema, aparte supongo que tú entiendes eso de Pitágoras mejor que yo.

—Por supuesto —mi sonrisa se agranda.

—Heather, toma comida saludable, la a hecho mi mamá así que no tienes que preocuparte por si la he comprado por ahí —llega la Elisa y deja unos recipientes llenos de comida sobre la mesa—. Así que ten come, es mejor que está cosa rara que dan aquí.

Heather la mira alucinada.

—Elisa creo que...

—¿Que? Solo me preocupó por ti.

Elisa cae en mi presencia y me sonríe.

—Hola Ian.

—Hola —la saludo de vuelta.

Miro de nuevo a Heather y ella está mirando los recipientes, levanta la mirada al ver que la estoy observando me sonríe, gesto que correspondo.

✯✯✯

Tomo una hoja de papel blanca, la doblo las veces requeridas formando un avión.

Y escribo rápidamente en las alas;

¡Hola!

Descubrí que no botas estos avioncitos y que gracias al cielo te logro sacar una sonrisa con ellos.

Ahora sí debes pensar que soy un loco que te espía, pero como ya lo he dicho antes no es así.

Pero como en cada avión dejo una frase de ánimos no veo porque este tiene que ser la excepción, así que:

Recuerda que tú PUEDES, SIEMPRE PUEDES.

Un abrazo de ¿Quien sabe?

Me apresuro a terminar de escribir e ir corriendo hacía el aula de la última clase y dejar el avión sobre su mesa.

Salgo y me siento justo a Mick y Jana en una de las escaleras, ellos al verme me regalan una sonrisa.

Un rato después Heather pasa a nuestro lado con una sonrisa pintada en los labios mientras cierra su bolso y yo no puedo evitar sonreír sintiéndome orgulloso por mi pequeño logro.

Aviones de papel Onde histórias criam vida. Descubra agora