Capítulo 1.

116 13 6
                                    


Hubo un largo tiempo en que no escuchó nada, no podía recordar quien era o dónde estaba, no había nada más que oscuridad envolviéndolo como una manta tibia.

De vez en cuando, en la oscuridad, se escuchaban ligeras explosiones seguidas de un brillo rojo que desaparecía lentamente. Eso se repitió varias veces, ruido, luz y de nuevo oscuridad completa. Pronto comenzó a relacionar esas efusivas apariciones como fuegos artificiales, tan esporádicos y poco duraderos como bellos.

No supo cuándo o cómo, no se lo preguntó, pero ya estaba caminando sobre tierra amarilla de un bosque muerto de un momento a otro, vestido de prendas crema holgadas y cómodas que él jamás elegiría. De hecho, desde que había entrado en la oscuridad ninguna pregunta tenía peso en él y no sentía la necesidad de obtener respuestas.

Siempre era de noche, pero nunca vio la luna a pesar de que hubo cierta iluminación que le permitió moverse sin temor. Cuando caminaba, sin rumbo, los árboles secos y sus ramas fueron su compañía; no vio, mientras estaba en ese desierto, un solo tramo que no tuviera uno de ellos.

Los fuegos artificiales también estuvieron allí, explotaban en el cielo produciendo fuego y ruido para que Arlo apreciara su esplendor, de inmediato, los residuos de luces bajaban hasta convertirse en cenizas. En ninguna ocasión pudo ver de dónde venían y tampoco buscó.

LMdR | J AUजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें