Serás deseo olvidado

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He condenado a mis instintos con sombras recurrentes, dejo recorrer cada centímetro de tacto impuesto por su angustioso llamado y me encierro en el roce infinito de una caricia.
Busco cercanías inservibles para ocultar la marea y la espuma se revienta en mis pupilas; el laberinto de agua que recorre cada uno de mis poros retrata solo una mano capaz de controlar todo el deseo que se escapa.
He dicho estar maldita por esta sed que me ciega, que te implora cada vez, que te besa y como bestia embistes mis ansías con recuerdos sublimes en mi sábana.
He de superar tanta fuerza que invalida mis sentidos y ahondarme en la lujuria de otros brazos.
¡Que solo contigo conocí la locura!
Y por eso es inútil reemplazarte…
Pero como quitarle fuerza al mar si te lleva a las estrellas…
Es imposible no pensarte y querer volver al cielo; dejar escapar de mis caderas los gemidos que me inculpan a seguirte amando.
¡No calmaré a las ansias de tenerte de nuevo! Me agobio en este dédalo de deseo;
porque te vuelves pecado cada vez que estás cerca; porque como huracán arremetiste en mis costas y las dejaste en ruinas, destruyendo más que mi alma.
Sublevaste mis sentimientos y tu narcisismo se apoderó de mis entrañas. He de recorrer el mundo entero para que no vuelvas habitar en estás tierras; despegar a lugares lejanos de tu tacto para devolverme el éxtasis que te llevaste contigo.
He de volver algún día saboreando la dulce miel de mis entrañas lejos de tus costas; anclarme en alguna bahía lejos de tu osadía, donde tenga que olvidar hasta como me llamabas; que tú nombre se borre del libro de mi vida y sentir que puedo volver a amar todavía.
Serás deseo olvidado, un cadáver que yace junto con una primavera que nunca floreció.
Diana Alemán.

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