31|En cualquier Lugar.

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—¿Por qué no me dijiste que vendrías?

—Porque... ¿era una sorpresa? —Se encoge de hombros—. ¿Estás enojada?

¡Sí! Mucho!

Bueno... solo un poco confundida e irritada de que Maxine se haya enterado primero que yo de que Justin regresaría a la ciudad.

Incluso, todo el mundo lo sabía primero y eso me hace sentir un poco... tonta.

—Sí, Justin. ¡Obviamente que estoy enojada! —le digo en un gruñido bajito.

Justin intenta acercarseme, enrosca sus dedos alrededor de mis muñecas y me empuja hacia su pecho. Mis manos no ponen resistencia alguna, y odio que cada centímetro de mi cuerpo se debilite cada vez que el suyo toca el mío. La respiración se me atasca en la garganta cuando percibo la calidez de su mano subiendo por mi brazo, acariciando mi hombro y terminar descansando sobre mi mejilla.

—Lo siento —musita por lo bajo. Sus dedos trazan un círculo invisible antes de moverse hasta mis labios.

Me cuesta respirar.

Oh Dios. Odio que sea tan sexy e inocente a la vez.

—¿Qué sientes exactamente?

Justin me mira unos instantes. Sus ojos grises me atraviesan como lanzas.

—Siento no haberte dicho que venía. Pero es que... —Toma aire y relame sus labios—. No soportaba estar lejos de ti. —Pega su frente a la mía y sus labios están tan cerca que un cosquilleo me sacude el pecho empujándome en la tentación de abalanzarme sobre su cuello y comerle la boca en frente de todas estas personas. Siento a mi cara ponerse caliente de repente—. Estaba volviéndome loco sin ti, ¿sabes?

Yo también, pienso dentro de mí. Pero me niego a decírselo ahora. Debo parecer molesta por lo menos más de tres minutos.

¡Oh, vamos!

¿A quién pretendo engañar? No puedo durar ni medio minuto antes de que una sonrisa se me pegue a la cara y se me duerman los cachetes.

—Feliz cumpleaños, cazador —le digo, inclinándome para unir nuestros labios.

Justin ahueca mi cara entre sus grandes y fibrosas manos mientras reclama mi boca con desesperación. Por un instante, me dejo llevar olvidandome que estamos rodeados de un montón de personas hasta que el calor me sube a la cara y me veo obligada a alejarle un poco. Él tiene una sonrisa brillante y sexy en la cara.

—¡Nos están mirando! —mascullo.

—Dejalos que miren, entonces.

Su sonrisa me atraviesa el corazón y viaja directo entre mis piernas.

—No haré una película porno gratis —bromeo.

—¿Y quién dijo que lo haríamos gratis? —Me guiña un ojo y se gira hacia el resto de los invitados—. ¡Ey, oigan todos! ¡Quiero cincuenta dolares de cada uno de ustedes si quieren seguir viendo a mi chica y a mí, puñado de pervertidos!

El piso me tiembla bajo los pies y la verguenza se desploma encima de mí como una roca gigantesca y robusta.

—¡Justin! —le regaño, pero me arde la cara.

Él me da un beso rápido en los labios antes de acercarse a Wallace con la energía por las nubes. Y sí, señores. Ese es el mismo Justin que recuerdo de la secundaria. El Justin alegre, de sonrisa traviesa y agradable que todos amaban. Incluso, las chicas se le lanzaban descaradamente en los partidos del instituto. No solía ir a verlos, pero las pocas ocasiones que Noah y Mickey lograron despabirlarme y sacarme fuera de casa, era un completo espectaculo.

Tentación Irresistible © [Completa✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora