Capítulo 2.

17 3 0
                                    

Me levanté indignado y anduve hasta mi puerta, allí observé de nuevo la nota que Yûki había dejado. 180... La habitación de uno de los tipos populares en el campus. En fin, si el pesado está allí, cualquiera puede ir.

Cuando estaba andando por los pasillos pude ver a varias personas en la puerta de mi destino. Estaban charloteando sobre algo que no me importaba.

-Eh, hola. Paso.

-Oh, pero si es el rarito. Pasa anda, tu colega está dentro.

-Sí, ya lo sé.

No dije nada más y entré en el infierno. Gente borracha a más no poder, tías demasiado destapadas, chavales arrimando... Madre mía, ¿dónde me había metido?

-¡COLEGA!

"No tío... Me ha visto..."

-¡Ah Yûki!

-Pensé que no vendrías.

Se le notaba que estaba un poco bebido. Su aliento olía a cerveza y su rostro estaba rojo.

-Sí, necesitaba algo para comer.

-Las mesas están por allí, corre, antes de que se vayan corriendo.

Definitivamente estaba borracho, las malditas mesas no pueden correr. Bueno, dejando atrás esa idiotez, seguí hasta llegar a la mesa, con mis manos en los bolsillos. Agarré un plato y lo llené con todo tipo de alimentos, me senté en un sillón y me lo comí cómo pude. Mientras tanto, el idiota estaba intentando sacar a una tipa a la pista de baile, pero ella no quería. Pobre iluso, ha ido a coger a la más de lo más, de verdad estaba borracho.

No había nada interesante que ver, o al menos eso creía. En una de esas, de entre el barullo, apareció Kai, estaba hermosa. Llevaba un precioso vestido de color celeste y unos tacones negros. Pero desgraciadamente no estaba sola, el idiota con el que me había peleado esta tarde estaba intentado bailar con ella. Kai, en realidad, no era esa clase de chicas, ni mucho menos, pero supongo que habría bebido algo. Entonces, con fideos en la boca, se percató de mi presencia y vino corriendo hacia mí, y el iluso que me había amenazado antes, se quedó mirándome con cara de asco.

-¡RYU! ¡Yuju! Has venido.

-Eh, sí.

-¿Por qué no bailamos?

Elevé mi plato y Kai lo observó atentamente poniendo una graciosa expresión en su rostro.

-Puedes terminar eso más tarde, ahora van a poner una lenta y me apetece bailarla contigo.

-Eh... No sé yo... Soy como un pato bailando, y lo sabes.

-¡Anda cállate ya y vamos a bailar!

No me dejó ni pensarlo. Me arrebató el plato, lo dejó de nuevo en la mesa y de un tirón me levantó de mi asiento. Entonces, agarró mis manos y las apoyó sobre su cintura y acto seguido puso sus brazos alrededor de mi cuello. Ella era un poco más bajita que yo, pero con los tacones, casi me alcanzaba. Una canción lenta surgió de los altavoces y ella y yo empezamos a "bailar", si es que a eso se le podía llamar bailar... Mi corazón se aceleró y Kai apoyó su cabeza en mi pecho. Estábamos tan cerca y a la vez tan lejos... Ella había sido la chica de mis sueños desde que empecé en la universidad, pero ella sólo se mostraba amigable conmigo. Actuaba indiferente incluso en frente de ella, pero en realidad, estaba locamente enamorado.

Maldita concienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora