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El timbre de la casa de Gai le causa un escalofrío en todo el cuerpo, haciendo que el sudor frío comience a escurrir hasta su barbilla.

Sakumo siempre había estado nervioso en sus pocas citas románticas durante su juventud, pero... ¡ésta es la cita romántica donde más se ha sentido nervioso, y ni siquiera se trata de una cita para él!

— ¿Cómo me veo, papá? — Kakashi carraspea y le da una mirada ansiosa, todavía sosteniendo su mano que ahora está sudada y pegajosa exactamente igual que la de Sakumo.

— Muy bien, hijo — Sakumo le sonríe, realmente orgulloso de lo elegante que se ve su lindo hijo con esa camisa blanca, su pajarita roja con lunares blancos y su short a juego con su saco y su máscara negra.

— Tú también te ves genial, papá — Kakashi le sonríe con emoción, pero esa información no es algo que Sakumo tenga ganas de oír en este momento.

Eligió un traje negro para funeral y lo último que quiere es verse demasiado "bien" en la cita de su hijo, especialmente cuando la "cita" es en el parque de juegos infantil porque es el único lugar al que Gai accedió a ir con los dos.

De todos modos, es tarde para arrepentirse y se tensa cuando escucha pasos en el interior de la casa, escondiendo el ramo de flores detrás de sí mismo para evitar problemas con Dai-san considerando que es un adulto con flores llamando a la puerta por su pequeño bebé.

— ¿Sí? — Dai-san asoma el bigote, dando una rápida mirada al exterior antes de abrir completamente la puerta y sonreír — Kakashi-Kun, Sakumo-san, ¡es un gusto verlos!

Sakumo le da una sonrisa incómoda y temblorosa, pasando saliva cuando inevitablemente Dai-san enfoca su atención en la forma tan extraña en la que ambos están vestidos y en la forma en la que ambos lucen muy sudorosos a pesar de que es una mañana muy fresca.

— Eh... es un gusto verlo también, Dai-san — Sakumo se inclina un poco, lo suficiente para seguir escondiendo las flores y lo suficiente para que Dai-San no crea que es un mal educado sin respeto.

Pero obviamente a Kakashi no le importan las formalidades y mira hacia adentro de la casa, tratando de ver algo incluso si el cuerpo de Dai está en el medio.

— ¿Dónde está Gai?

— Él está en su habitación alistando sus cosas para... ir a entrenar con ustedes — Dai-san arquea una de sus grandes cejas, mirándolos de arriba a abajo una vez más antes afilar los ojos — Aunque... ¿no creen que es un atuendo muy raro para entrenar?

El tono de Dai-san es una trampa y una amenaza, y Sakumo se tensa cuando el siempre amable y dulce hombre bonachón le da una mirada de muerte, sospechando de la situación de un modo que Sakumo puede sentir su ira asesina debajo de la piel.

— Es... es un entrenamiento especial, Dai-san — Sakumo le sonríe con nerviosismo — En-Entrenar con ropa formal... fortalece el cuerpo.

El sudor escurre por toda su cara y Sakumo siente sus labios tensarse en una sonrisa chueca cuando Dai-san endereza los hombros bruscamente, presumiendo su gran altura y complexión superior a la de Sakumo en algo que parece una especie de reto instintivo entre dos machos de diferentes manadas.

Solo que... bueno, ellos son humanos. Lo que aparentemente no importa porque Dai-San luce como si estuviera de buen humor para romperle la cara si Sakumo comete un mínimo error. E incluso si Dai es famoso por ser "El Eterno Genin" el instinto de Sakumo no puede fallar y está completamente seguro de que Dai-san podría romperle la mandíbula entera con una sola mano si se atreve a dañar a su bebé.

— ¡Ya estoy aquí! — Gai finalmente grita desde el interior de la casa, trotando con felicidad por el pasillo antes de detenerse delante de Kakashi — ¡Kakashi, Sakumo-san! ¡Hola!

El desastroso equipo HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora