Capítulo 1.- Cueva

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En una habitación de alguna cabaña, se encontraba un niño quien yacía durmiendo en una esponjosa y cómoda colcha. De pronto, sus parpados comenzaron a temblar un poco. Lentamente abrió sus ojos y en cuanto dejó de ver borroso se percató que no estaba en el Digimundo o siquiera en su habitación. Se levantó de golpe y buscó por todos lados a su digimon camarada.

—Wormmon... —Decía aun exhausto Ken mientras colocaba su mano sobre el lado derecho de su frente.

Unas horas antes...

Después de todo lo acontecido durante su victoria contra MaloMyotismon, todo había vuelto a la calma para nuestros niños elegidos. Había transcurrido un año de lo sucedido, Davis y el resto de su equipo se encontraban en el último año de la primaria, en el caso de Yolei, ella estaba comenzando su primer año de la secundaría.

Pero aquel primero de abril todo cambiaría...

Todo empezó como cualquier día. Los chicos habían salido de clases y pensaron en reunirse en el Digimundo para tener un pequeño picnic; ahí se reunirían Ken y Yolei con ellos.

Ken y Wormmon se encontraban caminando por el parque, ya que se reunirían en casa de Izzy —Te noto muy cansado, Ken... —Dijo Wormmon quien caminaba a su lado.

—Descuida, no es nada. Esta semana me dejaron mucha tarea...

—Si quieres podemos regresar a casa para que reposes. —En eso, su pequeño camarada se trepó a su pierna y comenzó a caminar hasta llegar al hombro del peli morado.

—Me haces cosquillas... —Respondió con su inocente sonrisa. —Descuida, aún tengo energías. Además, tiene rato que no vemos a los chicos y no hemos salido en mucho tiempo. Ya hacía falta.

—Bueno, en eso tienes razón.

—Le pedí a Yolei que nos trajera los onigiris que te gustan.

—¡¿En serio?! —Esta vez el pequeño digimon vio a Ken con unos ojos llenos de felicidad —¿Los de relleno de...?

—De atún y los de mango.

—¡¿Y que esperamos?! ¡Andando!

—Claro, claro... —Decía Ken mientras reía un poco al ver el alegre semblante de Wormmon.

A unos cuantos metros vieron a Kari y a Gatomon quienes venían de comprar algunos bocadillos. Al verse, los cuatro se reunieron, se saludaron y fueron de camino a su destino.

—¿Cómo te ha ido, Ken? —Preguntó Kari

—Bien, gracias. Algo ocupado durante esta semana. ¿A ti como te ha ido?

—Esta semana estuve batallando con los exámenes.

En eso, vieron a lo lejos una maquina de jugos. Kari notó que los pequeños digimon querían uno, así que sacó de una bolsita, algunas monedas —Aquí tienen. Le invitas uno a Wormmon.

—Claro, Kari. Vamos —Respondió Gatomon y se llevó con ella a Wormmon.

—No, Kari. Deja te pago — Dijo apenado el muchacho.

—No te preocupes. Lo hago con gusto.

—Bueno, muchas gracias... —Respondió agradecido Ken.

—Ken... ¿De verdad estás bien?

El muchacho se crispó un poco ante la pregunta de su compañera. —Bueno, yo... —Esta vez dejó ver su triste semblante y solo se limitó a bajar un poco la mirada. —Lo que menos quiero es arruinar este día... Lamento haber rechazado las invitaciones pasadas, pero es que en verdad yo...

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