tercera carta

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ROBIN.

Le lancé una mirada de muerte a Steve.

──¿A quién le dijiste de la carta? —pregunté, furiosa.

Steve hizo una mueca, intentando recordar.

──Uhm... A Dustin y a Eddie, el chico de la tienda de música.

──¿Yyyy?

Steve apartó la mirada, avergonzado.

──Bueno, puede que Max haya estado escuchando mientras le decía a Dustin y ella le contara a Jane, que a su vez se lo contó a Mike, que llamó a Will para decírselo y lo más probable es que él se lo dijera a Jonathan y él a Nanc...

──¿La historia de mi carta llegó hasta California?

No podía estar más horrorizada justo ahora, ¡Se suponía que era un secreto!

──Lo siento.

──¿Y qué más hiciste?

──Me arrepentí inmediatamente y luego le dije a todos que esa chica no te interesaba.

Le pegué la carta que me había dado Erica al pecho.

──Bueno, pues parece que la chica de la carta se enteró de eso de alguna manera, porque ahora me está pidiendo disculpas porque cree que no me gusta, ¡Incluso cree que soy heterosexual!

Steve miró la carta, apenado.

──Oye, Robin, lo siento mucho...

Puse los ojos en blanco.

──Como sea, solo hay una forma de solucionar esto.

Me volteé hacía Erica, que había estado todo este tiempo escuchando y mirándonos con atención.

──¿Podrías enviarle una carta de mi parte a esa chica, sea quién sea?

──Si, pero serán cinco dólares.

Niña ambiciosa.

──Bien.

Tomé algo de papel y un bolígrafo, pero me quedé en blanco de inmediato y las manos comenzaron a temblarme.

¡No puede ser, no puede ser!

No lo había pensado con claridad, pero ahora estaba apunto de tener un colapso. ¿Qué se supone que debía decirle? ¿Qué era muy guapa y si me interesaba? ¡Ni siquiera sabía quién era!

Es decir, existe la probabilidad de que sea alguien cercano a mi grupo de amigos, pero también podía ser solo una clienta de la tienda de Eddie con la que a él se le había ido la lengua o alguna amiga del hermano de Max que la había escuchado hablar con Jane, ¡O cualquiera!

──Oh, mira, incluso cree que eres homofóbica —Steve soltó una carcajada, leyendo la carta—. Pobre, no sabe lo equivocada que está.

Al ver mi mirada de pánico dejó de reírse.

──Si, eso fue un muy mal chiste y...

──No sé qué escribirle —dije, nerviosa.

Steve asintió, un poco ido.

──Ah... —abrió los ojos como platos— ¡Aaah! Ya veo, quieres de mis consejos para conquistar chicas.

Sonrió con picardía y yo le puse mi mejor cara de espanto.

──¿Estás loco? Eres un perdedor total en eso.

Señalé la pizarra donde había anotado la cantidad de chicas con las que había coqueteando y fracasado.

Steve hizo una mueca.

──Si, tengo que borrar eso.

──No, es información valiosa.

Steve me lanzó una mirada de muerte.

──Ahora ya no te voy a ayudar.

──¡No quiero ayuda, quiero que me des ánimos!

Miré a Erica, desesperada, pero la niña solo supo levantar un puño y agitarlo en el aire, con cara de amargura.

Steve se quedó unos instantes en silencio, pensando, hasta que finalmente me miró a la cara, más serio.

──Pero, ¿A ti de verdad te gusta esa chica?

Me sonroje.

──Bueno, no es como si supiera quién es en realidad, pero me hace... ilusión pensar que le gustó a alguien y pienso ¿Por qué no solo lo intento?

Steve se me quedó mirando hasta que una sonrisa se formo en su rostro y me rodeó los hombros con un brazo.

──Bien, podrías comenzar dejándole eso en claro.

Miré dudosa el pedazo de papel.

──¿Pero estás seguro de que...?

──Robin, solo hazlo.

──¡Okay, okay!







Querida acosadora a la que no le gusta que la llamen acosadora,

No tienes de que disculparte, de verdad. Me encanto tu primera carta, aunque fuera en una servilleta.

Estaba bastante sorprendida de que alguien me escribiera, pero a la vez no he dejado de pensar en quién podrías ser. No se de dónde sacas la idea de que no me gustas porque eres una chica, pero déjame decirte que estoy muy bien con eso.

S̶o̶y̶ l̶a̶ p̶e̶r̶s̶o̶n̶a̶ m̶e̶n̶o̶s̶ h̶e̶t̶e̶r̶o̶s̶e̶x̶u̶a̶l̶ c̶o̶n̶ l̶a̶ q̶u̶e̶ t̶e̶ v̶a̶s̶ a̶ e̶n̶c̶o̶n̶t̶r̶a̶r̶.

Ejem, ejem, como sea.

Si fue por culpa de mi compañero Steve que llegaste a pensar eso, déjame decir que es solo un idiota al que no debes hacerlo caso. Está medio tonto.

En realidad, yo estaba pensando en que estaría bien que nos siguiéramos escribiendo cartas, por lo menos hasta que ambas nos sintamos más seguras a la hora de conocernos en persona.

Porque si, a mi también me pone muy nerviosa todo esto.

Me gustaría que vayamos viendo cómo resultan las cosas entre nosotras, si es que no te molesta.

Con cariño, La chica Ahoy.

CARTAS ━━ robin buckley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora