Décima vez

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James se había resignado a no ver a Hermione después de casi dos años. Se le había roto el corazón cuando la esperó y la esperó y ella nunca apareció de nuevo. Y, de alguna manera, él volvió a Lily por sugerencia de sus amigos que no parecían soportar verlo actuar de manera tan depresiva y tranquila durante todo el quinto año.

Lily fue una gran ayuda, lo hizo sentirse mejor, eventualmente. 

Ya estaba a mitad de su su sexto año y estaba saliendo con Lily cuando Hermione apareció de vuelta. 

Fue triste. 

James estaba hablando con Lily cuando la vió, apareciendo en medio de la casi vacía sala común de Gryffindor (donde solo estaban los merodeadores, Lily y Marlene), cabizbaja y pareciendo no ser consciente de donde estaba.

—¡Gatita! —Sirius la llamó, con una sonrisa alegre. —¡Pensé que nunca volvería a verte!

James la vió sobresaltarse y luego mirar a Sirius con sorpresa.

Ella estaba llorando. Hermione estaba llorando.

Hermione sorbió su nariz y luego se rió de la expresión de James. Parecía sorprendido, asustado, luego feliz y mientras la miraba, la preocupación se reflejó en su rostro.

Él pareció olvidar incluso la presencia de Lily y corrió hacía Hermione, tomando su rostro entre sus manos y revisándola, luciendo verdaderamente preocupado, pero también sorprendido e incrédulo.

—¿Estás bien? ¿Por qué llorabas? ¡Pensé que no iba a verte nunca más! —los brazos de James rodearon a Hermione, mientras la apegaba a él con fuerza y hundía la nariz en sus cabellos, inhalando el delicioso aroma a cerezas que desprendía. —Te extrañe tanto, amor.

Hermione se río, abrazando a James y hundiendo la cabeza en su pecho, mientras notaba cuánto lo había extrañado a pesar de no conocerlo mucho.

Se sentían como si estuvieran en el lugar correcto, con la persona correcta. 

—Pensé que iba a deshacerme de ustedes. —ella bromeó.

James se rió un poco, abrazándola con más fuerza contra su pecho. La había extrañado tanto que no quería dejarla ir. 

El silencio se formó y James pudo escuchar a Remus, Sirius y a Lily susurrando entre ellos, posiblemente los chicos explicando la situación a la pelirroja. Pero a James ni siquiera le importó, demasiado concentrado en abrazar a Hermione y de sentirla junto a él.

Pronto, el cuerpo de Hermione comenzó a temblar y James pudo escuchar sollozos bajos provenientes de ella. Su corazón dolió. 

James los llevó a ambos a una esquina alejada para hablar.

—¿Qué pasó? —preguntó. Y entonces Hermione le contó todo, sobre Ron, sobre Lavander, sobre sus sentimientos por Ron y sobre su pequeña discusión con Harry, y sobre cómo estaba cansada. 

James no pudo evitar sentirse enojado (decidió que Ron no le agradaba) y un poco triste. Claro, él estaba saliendo con Lily, la pelirroja era su primer amor y la quería mucho, le gustaba mucho. Pero en el fondo, su corazón terco seguía pidiendo por ella, por Hermione. Él la amaba por la simple razón de que existía y estaba allí, solo por el hecho de amarla, solo porque podía hacerlo. Fue un amor desinteresado y puro. Algo intenso. 

James tenía sentimientos fuertes y estos le decían que estaba tan jodidamente enamorado de Hermione en ese momento, incluso si pensaba que era estúpido amarla cuando apenas la conocía lo suficiente. Pero lo hacía y, de todos modos, a James nunca le importó ser demasiado estúpido. De hecho, lo prefería así. Era más divertido. 

10 veces en las que James vio a Hermione y 1 en la que hizo algo al respecto.Where stories live. Discover now