Beomgyu miró sonriente al mayor.

—¿Lo recuerdas? Solo lo mencioné una vez. —Un brisa cálida pasó por su pecho ante el pequeño detalle. —No suelo revisar debajo del banco, no me gusta guardar cosas ahí, así que nunca me vi en la necesidad de ver si había algo.

Ahora que estaban uno frente al otro, no sabían qué decir o qué hacer. Pasaron dos años pensando en qué sucedería el día en que por fin se volviesen a ver, en qué se dirían y qué sucedería luego de eso para que justo ese día no supieran cómo reaccionar. El chico rubio solo se preguntaba en cómo de cierta forma se sentía intimidado por el cambio radical del menor, en cómo se había vuelto más alto que él, y en cómo dejarse el cabello un poco más largo le daba una vibra más madura. Aunque temía que ese no fuese el mismo mocoso que conoció durante su último año de secundaria, con solo escucharlo hablar y actuar tan sonriente, podía asegurarse que era el mismo Choi Beomgyu de siempre.

—Ella de casualidad... —Preguntó sin pensarlo tanto al querer sacar un tema de conversación. Choi menor lanzó desde su lugar la pequeña botella hacia un cesto ubicado en una esquina, logrando acertar el tiro. —¿Es tu novia?

Las mejillas se le acaloraron un poco por hacer esa repentina pregunta que quizás podía mal interpretarse, pero realmente no supo qué decir o qué preguntar para matar un poco el silencio, que por más de que no fuese tan incómodo, no quería que esté presente entre ellos.

—Es solo una compañera cercana, según Heeseung ella tenía los ojos puestos en mí, pero... —Beomgyu no supo cómo tomar esa pregunta, pero verlo sonrojarse solo lo hacía querer molestarlo más. —Yo solo tengo ojos para Yeonjun.

—¿Yeonjun? ¿Ya no soy hyung?

—Mis ojos, cuerpo y alma le pertenecen a Yeonjun hyung... —Ambos rieron en sincronía ante el dramático gesto de ponerse la mano en el pecho como si estuviese jurando decir la verdad ante un juez en la corte. Y sí, más allá de estar bromeando, esas palabras resultaban ser muy sinceras para él.— Gracias por venir hoy, por un momento creí que no llegarías...

—Yo también creí por un momento que no llegaría, pero por suerte estoy aquí... —Beomgyu se quedó analizándolo de pies a cabeza con una mano cubriendo sus labios, a lo que Yeonjun ladeó su cabeza extrañado.

—¿Qué sucede?

—¿No te has dado cuenta?

—¿Hmn? ¿De qué?

—Hyung... soy más alto que tú.

—Ah...

Nuevamente el calor azotó su rostro, esta vez no sabiendo si fue por recordar la inocente promesa que hizo dos años atrás o porque le hería un poco el orgullo admitir que se había achicado, o que directamente no había crecido más.

—¿No recuerdas nuestra promesa?

—No... ¿Hicimos una promesa? No lo recuerdo.

—¡Hyung! ¡Si no la recordaras no estarías aquí!

La cara de indignación del menor le dio tanta risa que no pudo seguir molestándolo haciéndose el desentendido.

—Bromeo, no me mires con esa cara de tragedia. —Contestó empujando suavemente su hombro para alivianar su descontento. —Veo que cumpliste con tu palabra, durante dos años consecutivos has sido el número uno en tu clase.

—Tenía que cumplir mi parte del trato. Verdaderamente me esforcé por mantener mi primer lugar, al principio creí que era solo por Yeonjun hyung, pero en el fondo quería ser el primer puesto para entrar a una buena universidad y que tanto tú como mis padres estuvieran orgullosos de mi.

Eritrofobia ⋆.˚ YeonGyu Where stories live. Discover now