—Sí.

— Espera un momento...—se tomó unos segundos antes de continuar — ¿Eres Alia?

—Sí y rompo culos —solté con sarcasmo.

Ahora que lo pensaba...sonaba mejor cuando lo pensaba que cuando lo decia. Madre de Dios, soy una pervertida.

—¡Oh mi Dios! Lo siento tanto, no quise tratarte de...

—Se, se. Disculpas aceptadas —titubeé con los ojos en blanco—. Sinceramente me diverti contigo.

—¿Fred se encuentra en la casa?—esta vez preguntó con un tono dulce y amable.

—Está trabajando.

— Oh...por favor dile que lo he llamado y que cuando este libre se comunique conmigo.

—Bueno.

—Ah y ¿Alia?

—¿Sí?

—Me alegro muchísimo de que estés aquí devuelta — y sin decir más nada colgó.

Me quedé mirando el teléfono y después de varios segundos lo coloqué en su sitio. ¿A qué se refería con que este aquí devuelta?¿acaso ella me había visto cuando era pequeña en Acción de Gracias? Maldición ¿quién era esa chica?

Esa misma noche en la hora de la cena no hubo mucha charla con mi tía y mi primo. Me mantuve callada y con el rostro en el plato sin tener ganas de hablar con nadie. Aunque Megumi insistió tanto que le contara sobre lo sucedido con Blis, se conformó cuando sólo le dije que fue una especie de pelea pandillera. Luego, cuando mi tía fue a lavar los platos, me atreví a contarle a Fred la charla que tuve con su novia por teléfono.

— ¿¡Qué le dijiste, qué!?— Mi primo gritó en un susurro para que Megumi no escuchara.

—Pasaron cosas. Te volvera a llamar.

— ¡Yo la amo Alia! simplemente desde el principio le hubieras dicho que eras mi prima —puso las manos en su cara en forma de frustración.

—Me estaba aburriendo Fred, sólo quería divertirme un rato—eché la silla hacia atrás y me retiré de la mesa con brusquedad.

Maldito exagerado, no le hice nada. La chica estaba a la defensiva.

Los pasos de mi primo se escucharon detrás de mí y su mano viajo a mi brazo con fuerza, y me obligó a volverme.

—Escúchame bien Alia; No puedes meterte en las relaciones de los demás. No te metas con Michi, ella es muy importante para mí, ¿me oíste? —jaleé mi brazo para que me soltara y lo hizo.

Su manera de agarrarme y su forma de mirarme me hizo comprender que cuando él se enojaba no era el mismo chico agradable que me recibió en el aeropuerto. No puede ponerse así por una estupida broma que duró solo segundos.

Reaccioné a su violencia para hacerle entender que si él se ponia a ese nivel conmigo, yo también lo haria.

Lo agarré de la camiseta a la altura del cuello con mucha fuerza para que no se liberara fácilmente.

—No le hice nada a tu noviecita, y es más, le aclaré que soy tu prima y terminó pidiéndome disculpas. Deja de actuar como un imbecil y no vuelvas a tocarme nunca más en tu jodida vida, porque no te imaginas de lo que soy capaz de hacer cuando alguien se vuelve agresivo conmigo —dije con firmeza en mi voz y lo solté.

Su cara estaba como un papel. Me miró como si hubiera visto a un fantasma.

—Ahora si me disculpas, iré a ayudar a tu madre con los platos porque tú ni eso haces sabiendo que ella regresa de limpiar la casa de unos ricachones.—fui directo a la cocina dando grandes zancadas, dejando a Fred solo en el comedor.

Trust ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora