Capítulo 9

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Tengo el humor bien en donde no existe la vida y todo es oscuro. Hoy es viernes y tendría que llevar a Byung pero como tiene una evaluación termina temprano y, por cosas del destino, justo hoy tengo que quedarme más tiempo porque toca limpieza general. No dejan salir a nadie y no tengo más opción que decirle que vaya solo a algún lado.

Mamá

Mamá: Hazte cargo, es tu responsabilidad

CJH (yo): Má, de verdad no puedo salir

CJH (yo): Tendrías que enviar un permiso, lo harás?

CJH (yo):

CJH (yo): MÁAAA

Después de eso no volvió a responder. Me habían enviado a traer un par de instrumentos y había aprovechado para intentar llamarla un par de veces, no respondió. ¡Y no lo entiendo! ¡Es su hijo! ¿¿Por qué ahora de la nada es mi responsabilidad?? Si intento ser lo más objetivo que puedo, sé que últimamente tengo más síntomas de adolescente de los que ya de por sí tenía, que quiero renegar mucho más sobre lo que dice mamá, que quiero desobedecer. Byung sabe cómo ir, hasta me había dicho que quería empezar a ir solo. Puedo escribirle a la mamá de Junseong para que lo cuide hasta que se me ocurra una manera de salir de aquí. Lo más rápido que pude, le escribí a la tutora de la miniescuelita que hoy no podría ir nadie a recogerlo. De verdad, a este punto, creo que sería mejor que yo le pagase la movilidad.

—¡Jongho!—me volteé ante el llamado. Me asusté por un instante porque pensé que era un profesor viniendo a regañarme por mi ausencia. Incluso así, no supe si aliviarme por ver que era Yeosang caminando hacia mí a pasos largos, como si estuviese enojado conmigo o con gran gran gran prisa. En un par de segundos llegó a mi lado y sin que pueda procesar absolutamente nada, me agarró de la camisa y, después, de mi manga.

—¡Wah! Oye, tranquilo, ¿qué sucede?

—Ven conmigo—agarró mi muñeca y me empezó a arrastrar

—Bueno igual no parece que tengo opción, o-oye suelt- duele un poc- ¡carajo, Yeosang! Suéltame, ¿a dónde estamos yendo?

No me respondió pero la verdad tampoco parecía estar escuchándome. El microsegundo en el que pensé que había hecho algo mal y que estaba enojado conmigo ya había pasado hace rato. Solo estaba bufando para sí mismo maldiciendo en chiquito con su ceño fruncido. ¿De qué está molesto este si el que está de mal humor debería ser yo?

Apenas llegamos a una de las escaleras de emergencia se detuvo con sus brazos cruzados. Y si algo esperaba que me dijese, pues claro me quedó que me equivoqué:— Jongho, ¿crees que soy irracional?

—Uhh—me callaron sus ojos insistentes, ¿siquiera por qué lo intentaba?—¿Quieres la verdad-verdad o la verdad mentira?

—Las mentiras son mentiras. Ya no me digas nada, que me queda en claro que-

—Creo que eres racional, Yeosang, pero la exasperación a veces lo oculta bien.

Suspiró y suspiré yo también. No supe si era porque no me importaba, porque me estaba quitando tiempo cuando no habíamos quedado o porque solo había cerrado sus ojos para recostarse en la pared aún con sus brazos cruzados, pero no necesité explicaciones. Si me había traído hasta aquí para preguntarme eso nada más entonces yo ya me podía ir, ¿no?

Pero dejarlo aquí no se sentía correcto, así que aproveché el silencio para observarlo bien. Podría asumir que algo había pasado. No, en realidad, era imposible que algo no hubiese pasado. Todo en Yeosang era tensión, desde su silencio hasta su mohín, pero aunque parecía ser algo reciente, tenía grandes ojeras. ¿Así luciría yo también?

—Ven—le dije antes de abrir mis abrazos y relajar mi postura, rindiéndome— ¿no es por esto que me arrastraste aquí?

Abrió sus ojos y pude notar el instante en el que sus brazos y facciones se relajaron. Los pasos que tomó para acercarse a mí resonaron con mucho eco, pero fueron sus ojos cansados que hicieron cosas dentro de mí. Hasta me empecé a sentir culpable de no haberle dado la respuesta que quería, se notaba demacrado y cuando reposó su cabeza en mi cuello (con un último gran suspiro) sentí que su agotamiento iba más allá de las muecas.

Se aferró a mi espalda sin decir nada y tampoco dije nada más. Sin pedir permiso (aunque tampoco hubiese sabido cómo decirle que no) rodeó mi cintura y torso por debajo de la chaqueta, sentí sus manos heladas dejar espasmos por mi espalda pero el impulso de huida a su tacto inevitablemente me atrajo más a él.

—¿Por qué estás siempre calientito?

Lo rodeé con mis brazos también sobre su hombro. Estar con Yeosang era esto, un remolino hacia ti que nunca avisa, solo viene y espera reciprocidad que no puedes (que no puedo, yo) negar jamás.

—Tú estás siempre helado

¿Ha sucedido algo? ¿Quieres hablar? ¿Confiarías en mí para decirme? Todas preguntas descartadas porque hasta yo me las podía responder, no llevamos mucho tiempo en esto, soy como su peluche abrazador personal (y él el mío, mientras no se dé cuenta), con calor corporal y silencios incorporados. Uno de su misma altura, con carácter un tantito problemático y que le llega el cansancio después de conversaciones (mayormente familiares) con gran desgaste emocional que probablemente caerá dormido en tres...dos... un-

Espabilé. No me puedo dormir aquí con tantas responsabilidades por cumplir. No me debo dormir en Yeosang así parados en medio de la escuela, mejor dicho, pero yo no lo puedo separarlo si él decide sí hacerlo. Tengo el humor bien en donde no existe la vida y todo es oscuro, pero mis preocupaciones quedan en segundo plano cuando Yeosang cae así, sin más.

—Jongho...

—Mhm

—Eso que tenías para mí, ¿me lo puedes dar ahora?

Suspiré antes de hacer un murmullo en positivo, tan lindo que había sido olvidarme un rato de pensar en mamá. 

***

N/A: Más escribo de abrazos y más me pongo a pensar en si de tener la oportunidad preferiría abrazar a Jongho o a Yeosang 😔

bear hugs! jongsangWhere stories live. Discover now