capitulo 4

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Adamas camino cargando a Jeanette mientras hablaba con Lucas.

—anciano eres muy blando con esos bastardos, ¿por qué no me dejas eliminarlos?, ellos son solo una molestia, a excepción del tío Zeus, pero ese no es el asunto— Dijo Lucas mientras cambiaba de apariencia a una de un adolescente.

—Quiero ver a Poseidon en lo más profundo del poso de la desesperación, quiero verlo suplicar por atención hasta su último aliento, quiero que supliqué para que vuelvan a alimentar y acariciar su ego, sin tener el más mínimo de este ¿Es acaso mucho pedir, hijo?— Dijo Adamas con una sonrisa.
— aveces me das miedo viejo — Lucas vio de reojo o Adamas —por cierto... ¿Por qué siento una parte de mi en el tío Zeus? — Dijo Lucas mientras miraba su mano para después ver con una mirada de sospecha a Adamas.
— así que ya te diste cuen- — Adamas fue interrumpido por Lucas.
— ¡Sabía que tu tenias algo que ve- — Lucas se detuvo de golpe

Lucas de la nada volteo bruscamente hacia la derecha.

¿Pasa algo, Lucas?— pregunta Adamas.
—algo... algo pasa con el árbol de maná— Dijo Lucas todavía en trance.
—es algo mal— volvío a preguntar Adamas.
—no lo se— Dijo Lucas en un susurro.
— pues ve y revisa lo, luego regresa y cuéntame — declaró Adamas, Lucas solo asintió y desapareció.

Adamas dejo a Jennette en su palacio, asegurándose de crear los soldados suficientes para cuidarlas. Y luego regreso en el Olimpo, al entrar, noto que aparentemente nadie había tomado en cuenta su cambio. Todos lo vieron, esperando a que se acercaran a Poseidón para hablar de alguna cosa y que al final Poseidón lo rechazara y humillara, como era común antes de la fusión de almas, pero esta vez no fue así...

Adamas nisiquiera volteó a ver a Poseidón, Adamas salido brevemente a Zeus, y luego se fue a la mesa de bebidas a tomar algo de alcohol, apesar de ser incapaz de ponerse ebrio. Poseidón se acercó a Adamas con paso resuelto, su mirada fría e indiferente, con su tridente en las manos, no tenía una cara de enojado, ni de desprecio, pero tampoco había una sola palabra en su lenguaje corporal que sugiriera un poco de bondad para con los demás dioses; era como si hubiera borrado toda la expresión y la palabra de su cuerpo.

Adamas lo miro de reojo, con desdén, sin tomarle importancia a Poseidón. Poseidón se plantó justo frente a Adamas, y luego lo miró de arriba a bajo. Su triton estaba levantado, listo para atacar, y sus ojos fríos y pálidos estudiaban a Adamas con un desdén que no estaba disimulado en lo absoluto.

es momento de cambiar de actitud, ya que antes siempre te consideraban el fracasado del panteon...

cuando el tridente de Poseidón impacto, Adamas no se inmutó, el tridente de lo atravesó como si nada, como si fuera solo una proyección. Adamas se había vuelto intangible, sin que nada lo pueda tocar, lo que antes habría sido un movimiento descuidado ahora se había convertido en algo casi indiferente, casi como si no le importara nada.

Para bien o para mal, ese cambio en la actitud de Adamas fue como un golpe en la cara para los demás diosos del Olimpo, que estaban acostumbrados a tratarlo como si fuera un niño que necesitaba ayuda y educación.

El tridente no se movió ni un centímetro después de atravesar el pecho de Adamas.

pero a Poseidón esa cambio en su actitud le cayó mal... muy, muy mal...

Poseidón no estaba acostumbrado a que alguien lo cuestionara o lo contradijera, mucho menos a que no le dieran atención o lo ignoraran completamente; ese cambio evidente en la actitud de Adamas era casi una ofensa personal para él. Por primera vez en mucho tiempo, Poseidón se encontraba cara a cara con su hermano, y quería ver ese desdén desvanecerse, quería que Adamas recordara su lugar y suplicara por su perdón por su atrevibilidad en menospreciarlo, pero no lo hizo. Poseidón apretó su tridente, listo para clavarlo y matar a Adamas una vez más, pero Adamas solo lo miraba con esos ojos fríos e inexpresivos que mostraban indiferencia total; la actitud se había mantenido y seguía desafiándolo. Poseidón no aguantó más y apretó el tridente con toda su fuerza en el pecho de Adamas, pero el tridente parecía no haber penetrado su piel. Adamas no hizo una sola mueca, no pareció ser ni un poco incómodo con el dolor, solo lo miró a los ojos, con una expresión que parecía un poco de desprecio... un poco de desdén...

Poseidón lo miró con una mezcla de desconfianza y rabia, ese triton debería haber atravesado a su hermano como si fuera de mantequilla, pero en vez de eso se sentía como si estuviera golpeando el aire.

— ¿Ya acabaste de jugar, niño? — Dijo Adamas con algo de burla.

Poseidón se estremeció de rabia. El ser llamado niño por su hermano, quien normalmente hubiera sido su presa predilecta, fue un insulto para él; se había acostumbrado a que todos lo respetaran, incluso entre los dioses más poderosos, y ese respeto fue parte de su ego, pero ahora su hermano... Adamas lo miraba con esos ojos oscuros e indiferentes, con tanta seguridad y tranquilidad que hizo que Poseidón lo viera como una amenaza, como alguien que realmente se atrevería a desafiarlo... lo que hizo que su rabia se avivara aún más.

Poseidón agarró su tridente y lo levantó hacia arriba, con todas sus fuerzas, la rabia y la ira se habían apoderado por completo de su mente, y estaba preparado para enterrar el tridente en el pecho de Adamas una vez más para recordarle quien era la autoridad. *
Cuando el tridente de Poseidón iba a impactar contra el pecho de Adamas, este lo atrapó con sus manos, como si fuera una simple mosca... y entonces hizo algo que Posideón no esperaba.

Adamas le arrebató el tridente, "los niños no deben de jugar con armas". Poseidón se estremeció. Su tridente, un arma que se había sentido como parte de su propia mano, como si fuera una extensión de sí mismo, estaba ahora en manos de su hermano y para colmo con un tono de desprecio, como si estuviera tratando a un niño indefenso.

Adamas se fue con el tridente de Poseidón...

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Jueves
04/ Abril/ 2024

1057 palabras


Adamas, reencarnación de Claude y Anastacius Donde viven las historias. Descúbrelo ahora