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La princesa bajo de la limusina con un claro disgusto ante el panorama que tenía enfrente, a pesar de su actitud la eriza rosada a lado de ella no abandono su sonrisa en ningún momento.

—Eugh ¿Me trajiste a tu pueblucho?

—¡___! —le regañó.

—¿Qué? Es la verdad —se cruzó de brazos con indiferencia—. Esto parece un rancho, siento que se me va a subir un insecto en cualquier momento.

Su cuerpo se estremeció con la sola idea, Amy se limito a mirarla, enternecida.

No tenía remedio. Todo lugar que tuviera verde sin algo costoso a la vista era un rancho para ella.

—Ya, no te quejes —entrelazo su mano con la (a/f)—. Te traje para que conozcas a mis amigos, promete que te comportarás.

—¿Comportarme? Ay, por favor. Soy de la realeza —recordó con soberbia—. Tengo modales y elegancia impresos por todo mi cuerpo.

—No me refiero a eso, y lo sabes.

Le dedicó una mirada severa, la oji-(c/o) rodó los ojos a la par que soltaba un quejido rendido.

—Agh, de acuerdo, de acuerdo. Prometo no denigrar a tus amigos.

—¿Y...?

—Tampoco los haré mis sirvientes —chasqueo los dedos y enseguida las rosas que decoraban su vestido desaparecieron, soltó a la eriza y levantó las manos en señal de rendición—. ¿Feliz?

—Bastante, más te vale no aparecer ninguna rosa.

—Oh, bueno —con uno de sus brazos la tomo de la cintura y con su mano libre sostuvo su mejilla, acercando su rostro al de la eriza—. Entonces tendré que mantener mis manos ocupadas.

La rosada rió dulcemente y dejo un fugaz beso en sus labios.

—Ya, mejor vámonos.

—¡Oh! Espera —se separó de ella para sacar una pequeña cajita del transporte—. Listo. Georgie, ya puedes irte.

Antes de que el susodicho emprendiera su propio camino ___ se acercó a la ventanilla del asiento del copiloto para susurrar;

—Mejor si te quedas por los alrededores, no creo soportar mucho el ambiente tan corriente.

—Entendido, señorita.

Cuando se devolvió hacia la eriza esta se encontraba mirando con una ceja alzada y los labios fruncidos. Antes de que replicará cualquier sospecha le extendió la caja forrada en cuero.

—Cariño, esto es para ti.

Dejando la situación de antes, observo la caja con curiosidad, la tomo entre sus manos y con sumo cuidado la abrió.

—Wow, esto es...

Dentro había una funda de oro con varias joyas incrustadas, funda justo a la medida de la base de su martillo.

—___, no debiste... —la analizo con atención, realmente parecía costoso—. En serio, no debiste.

—¿No te gustó? —inconcientemente sus orejas cayeron.

—¡No, no es eso! Me encanta, es solo que... seguramente costó mucho.

—¿Y eso qué? Me gusta gastar mi dinero en ti, eres la única pobreto-, quiero decir, la única persona de economía media que soportaré.

___ nunca había sido muy buena con las palabras, mucho menos a la hora de expresar su cariño. Se podría decir que su forma de demostrar amor era regalando cuántas cosas se le ocurrieran o cruzarán.

Olor a rosas [Amy Rose x Lectora] [Sonic Prime]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora