Su padre lo amaba tanto, siempre le dijo lo orgulloso que estaba de él, siempre estuvo cuando él lo necesitaba, ¿quién no querría a un padre así? Jules entre sollozos que intentaba disimular, expresó cuánto amor recibió de su padre, y lo mucho que lo admiraba, Alexandré escuchaba atentamente al igual que yo, y apretaba mi mano, lo sé, sé lo que siente en ese momento, ¿Cómo su padre pudo amar tanto a sus hijos menos a él? Él también era su hijo, pero su padre no lo amó siquiera la mitad de lo que amó a sus otros hijos, ese es la herida que tiene Alexandré en su corazón.

Mi padre nunca estuvo conmigo, nunca conté con él, se que él tiene más hijos, que tengo hermanos que no conozco, pero no me importa, nada de él me importa, nunca estuvo, nunca existió en mi vida, pero Alexandré sí tuvo a su padre en su vida, aún así él y yo sentimos lo mismo, no sé qué es peor, si tener un padre ausente o tener a un padre presente pero que sea emocionalmente ausente con su hijo, lo que más le duele, es saber que su padre si tuvo amor en su corazón, pero no compartía su amor con él.

Alexandré no contuvo sus emociones por más tiempo, este lloraba como un niño al darse cuenta de que no volvería a ver a su padre nunca más, François le tomó de la nuca mientras le decía palabras de aliento; la señora Belmont se veía distante, un velo negro cubría su rostro, Pierre y Geraldine a su lado, tomándole la mano y dándole su apoyo.

Recuerdo haberle dado el pésame a la señora Belmont desde el primer instante, ella fue fría y cortante como siempre, luego llegó Geraldine junto a Pierre, Geraldine la abrazó y le dio el pésame, la señora Belmont lloraba en aquel abrazo, parecían madre e hija.

El funeral se me hizo eterno, quería que todo terminara para volver a casa, no dejaba de pensar en la cantidad de dinero que recibirá mi esposo gracias a la jugosa herencia que ha dejado su difunto padre, algo bueno debo sacar de tantas horas de calvario en este maldito funeral.

La muerte del señor Belmont tiene un lado positivo, y es esa jugosa herencia, esa jugosa herencia que se repartirá entre sus cuatro hijos y su esposa; me parece injusto, Alexandré debería ser el único heredero, una especie indemnización por haber sido un mal padre con su hijo, se que es imposible pero cruzaba los dedos para que hubiese alguna esperanza.

Un extraño escenario me sacó de mis pensamientos, esa mujer rubia y hermosa dándole el pésame a mi esposo, sí, la recordaba desde aquella vez en Mónaco, aquella mujer es Lucía.

Se veían tan cercanos, no tengo idea de qué hablaban,  hay una considerable distancia entre nosotros, ella le tocó el brazo, y él cerraba los ojos mientras la abrazaba, ¿qué hace ella aquí?, luego la señora Belmont se les unió y recibió a Lucía con un cálido abrazo mientras conversaban, la señora Belmont luce tan amable con Lucía, mientras que conmigo siempre ha sido fría y distante, ¡es una perra!

- Hey, ¿podemos hablar un momento? En privado. - Jules se había acercado, accedí, él estaba en una posición vulnerable y yo no quise ser condescendiente, así que nos alejamos un poco de todos para conversar, él luce un poco abrumado aún, me causa de lástima.

El tomó una bocanada de aire como si le fuese difícil entablar una conversación conmigo, no cambia nada este hombre.

- Ahm, bien, bien. Escucha, se que Alexandré estuvo con mi padre cuando este falleció, mi madre perdió la cabeza y volvió a sus viejos hábitos, culpó a mi hermano de una atrocidad, conozco a mi hermano, es una persona bastante sensible, y quiero saber si está bien.

Estaba confundida, si él estaba tan preocupado por su hermano, ¿porqué no le preguntaba él mismo? Es absurdo.

- Jules, ni si quiera estaba enterada de que tu madre pudo haber ofendido de alguna manera a mi esposo, por lo tanto, no puedo darte una respuesta, creo que deberías preguntarle tu mismo.

- Lo he intentado, pero desde que se casó contigo, él se ha distanciado de mí, de su familia básicamente. - Estoy estupefacta ante sus palabras acusatorias, nunca pierde la oportunidad de ser un imbécil.

Este hombre colmaba mi paciencia, es como si me pidiera a gritos que perdiera los estribos con él y terminemos a puñetazo limpio, ganas no me faltan, es como si me lo pidiese en cada encuentro que teníamos.

- Jules, no tengo nada que ver en la relación que lleva Alexandré con su familia, deberías hablar con tu hermano, tratar de recuperar su relación, pero yo no soy la culpable de absolutamente nada, es más, creo que he sido bastante amable contigo y con tu familia, a pesar de que son unos ególatras, engreídos, superficiales y sin una gota de humildad o preocupación por alguien que no sean ustedes mismos o de su propia familia, sé que soy una extraña en tu familia, ya acepté mi papel, te toca a ti aceptar que Alexandré no quiere estar contigo. - A pesar de que no era mi intención ser grosera, aquellas palabras salieron de mi boca con tanta naturalidad que me fue imposible controlarme. No negaré que se sintió bien ver su cara descolocada por unos segundos.

- Sé que no es un buen momento Jules, no debí decir aquello, si te he ofendido, lo siento. A partir de hoy, quiero que hagamos las paces, y si no estas de acuerdo, es mejor que tomemos distancia.

- Vaya, gracias por... insultarme en el funeral de mi padre, nunca lo olvidaré. - Dijo sarcásticamente antes de irse y dejarme en la palabra en la boca.

- Se lleva y no se aguanta, maldito francés. Maldito
Seas Jules Belmont, maldito seas.

The million dollar manWhere stories live. Discover now