— ¿Dormiste aquí? ¿Dónde?— Cuestioné tomando el jugo y llevar el vaso a mi boca.

— A tú lado. — Declaró con una sonrisa.

Me atragante con el jugo que a penas pasaba por mi garganta, comencé a toser y llevé la servilleta a mi boca, apenada.

— ¿A-aquí?— Tartamudee, señalando la cama con mi dedo.

— Ajá. — Afirmó Poché sonriente.

— ¿Justo aquí?— Volví a preguntar señalando el lado contrario de mi cama.

— Si, Dani. — Afirmó Poché otra vez.

Ver la diversión de María José me ponía de mal humor aparte de inquieta, me removí incómoda en la cama.

— ¿Pasó algo entre nosotras?— Me atreví a preguntar.

Poché ladeó la cabeza arrastrando su trasero en la cama y acercarse más, tragué grueso y ese maldito perfume otra vez hacía estragos en mi.

Fue una mala idea darle un perfume de hombre a Poché, en ella se olía divinamente bien y seducía con cada movimiento, a cada instante.

Lo sabía con solo ver su mirada la cual estaba más clara por la claridad de la habitación.

— ¿No recuerdas nada de anoche?— Musitó alzando una ceja.

— No en realidad, ¿debería?— Vacilé preocupada.

— Bueno, me pediste que me quedará contigo. — Declaró con rostro serio.

— Ay por Dios. — Murmuré llevando una mano a mi frente.

— Y pasó de todo. — Afirmó aún seria, rasque mi nuca.

— ¿De verdad...?— Murmuré viéndola.

— Total, me tiraste una patada, luego dijiste algo sobre unos patos, después te echaste un ventoso y dijiste que tú cuerpo debía expresarse, pasó de todo. — Concluyó Poché riendo por lo bajo.

Solté una risita apenada y negué con mi cabeza, viendo a Poché.

— Mi cuerpo debía expresarse, Poch. — Murmuré negando con mi cabeza divertida.

— Jum, lo tendré en cuenta para el mío. — Dijo haciéndose la pensativa, reí.

Bajé la vista y miré mi desayuno, me agradaba saber que lo que pasó con Poché anoche no fue nada de lo que pensaba.

Tenía recuerdos muy agrios respecto a este tipo de escenarios.

Cuando era más jóven normalmente Alan hacía cualquier cosa con mi cuerpo cuando éramos novios, a él no le importaba mi estado de ánimo o salud, siempre buscaba complacer sus necesidades y yo debía cumplirlas.

Pero con Poché todo es diferente.

— ¿Calle, estás bien?— La voz de Poché me trajo a la realidad, asentí rápidamente.

— Si, yo... Solo estaba pensando. — Me excusé, Poché asintió no muy convencida. — ¿Qué hora es?— Pregunté.

Poché sacó su teléfono de su bolsillo y vio la pantalla.

— Uhmm son las 11:47 am. — Respondió mostrándome la pantalla de su celular.

— ¡¿Qué?!— Exclamé, quitando la charola de comida y buscar mi teléfono. — Mierda, mierda.

— ¿Qué ocurre?— Cuestionó.

— Tengo sesión fotográfica a las 12:00 pm. — Expliqué. — Camila va a matarme. — Añadí en un bufido.

Así coincidimos || TerminadaWhere stories live. Discover now