Capítulo 14: Confesiones dolorosas.

Start from the beginning
                                    

- Me alegro de que hayas descansado, se notaba que te hacía falta, preciosa.- respondió con una sonrisa, colocando unos de mis mechones sueltos detrás de mi oreja.- Bueno... creo que voy a darme una ducha. - habló después de unos minutos de silencio, donde solo nos dedicamos a mirarnos fijamente el uno al otro, sin saber qué más decir. Yo no quería hacer referencia al incidente mañanero suyo y él sabía de sobra que no era buena idea insistir en saber el motivo por el que había aparecido anoche en su habitación pidiéndole dormir con él cuando era algo que estando completamente en mis cabales, no lo hubiese hecho.

Abandonó la cama todavía con la almohada cubriéndolo. Sean no era un chico vergonzoso o al menos, eso era lo que transmitía, pero sabía que el cubrirse y el andar con cuidado realmente lo hacía para que no me sintiese incómoda o tuviera que presenciar alguna escena violenta. Algo que apreciaba mucho, si era sincera. No cualquier chico hace eso hoy en día o al menos, no los más decentes.

Seguí con mis ojos todos sus pasos hasta que finalmente se encerró en el baño, no sin antes recoger la carpeta del bufete de abogados que vagamente conseguí leer anoche antes de acostarme. Fue el recordar eso lo que hizo que mi cabeza alejase las malas experiencias del día anterior y me comenzase a preguntar para qué necesitaría Sean un bufete de abogados.

¿Estaría metido en algún lío o sería el mismo en el que todos ellos estaban involucrados?

No quería meterme en sus vidas ni mucho menos en su expediente policial, pues no era de mi incumbencia y mucho menos si era algo que todos y cada uno de ellos pretendía ocultar, manteniéndolo como un tema privado que no compartirán con una persona a la que conocen de tan poco tiempo como es mi caso porque, al fin y al cabo, realmente ha pasado menos de un mes desde la primera vez que coincidimos en el instituto y, a pesar de que nuestra relación y amistad vaya viento en popa, no tenemos la suficiente confianza cómo para pasar a temas más personales o si por fin estábamos preparados, iba a ser un proceso largo y paulatino, tal y como había comenzado con Aiden.

Cuando escuché el agua de la ducha correr, supe que era un buen momento para salir de ahí y dejar atrás una escena tan chocante como la que acabamos de compartir. Además, estaba segura de que Sean necesitaba un poco de intimidad para relajar su problema mañanero.

Estaría encantada de ayudarle si él así me lo pide, pensé de la forma más irracional posible.

Me reí de mí misma y negué con la cabeza, poniendo los pies en el suelo y saliendo a continuación de la habitación, dirigiéndome escaleras abajo. Supuse que era bastante temprano porque los primeros rayos de sol comenzaban a entrar por los grandes ventanales del salón y la cara de Aiden, el primero con el que me crucé, mostraba lo malo que era para los seres humanos madrugar.

Lo observé mientras me adentraba en la cocina. Él removía su cabeza con pesadez, cómo si no fuese líquido y suspiraba con cansancio, manteniendo un gesto enfadado que lo hacía verse bastante atractivo.

- Buenos días. - saludé acercándome a él para besar su mejilla.

- Tu no vienes de dormir en el sofá - afirmó directamente echándome un vistazo de arriba a abajo con el ceño fruncido.

- ¿Y eso cómo lo sabes?

- Por qué no estabas en el salón cuando bajé hace diez minutos, he escuchado tus pasos por las escaleras y obviamente nadie se despierta con tan buena cara después de dormir en un sofá, por muy guapa que sea. - argumentó sacándome una sonrisa.

- ¿Entonces crees que soy guapa?

Le pregunté dándole la espalda para ponerme a preparar algo de desayuno para todos. Era lo mínimo que podía hacer después de haber aparecido de la nada en su apartamento y haber dormido en él. Necesito ser agradecida para así dejar de sentirme cómo una intrusa de vez en cuando.

Afrodita🌼Where stories live. Discover now