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Los vecinos con prontitud acercaban algunos baldes de agua, pero el fuego era intenso, los bomberos no tardarían mucho en llegar pero el tiempo corría sin piedad. Henín y Amadeo, se acercaron y podían observar las grandes llamas.

—¿Qué es lo que está pasando?—dijo la chica inmóvil observando la escena frente a sus ojos y se acercaba una de sus vecinas.

—¡Henín! No sabemos nada de tu abuela, se escuchó una explosión y tan pronto empezó el fuego—dijo nerviosa la señora.

—¡Mi abuela! ¡Abuela!—dijo mientras corría hacia la casa, los vecinos se asustaron y Amadeo corrió detrás de ella.

—Mocosa, ¡Espera!—dijo mientras la sujetaba de los brazos.

—¡No, no, no! ¡Abuela!—sus gritos eran desesperados y el llanto desgarrador, los vecinos miraban con tristeza a Henín.

—¡Espera! Henín escúchame primero, tu abuela está a salvo, pero está herida y el tiempo corre, pero ya Almendra se está encargando de ella.—le susurró el demonio al oído y está pronto se calmo.

—¿Ehh? ¿Me lo prometes?

—A estas alturas, no puedo mentirte, recuerda que estoy atado a ti de alguna manera y tengo que servirte, confía en mí.

Tan pronto salió un joven de algunos 17 años, por la parte de atrás con la anciana en brazos, rápido Henín fue a acercarse a ellos y la ambulancia llegó justo al momento.

—¡Abuela resiste, por favor!—una vez, arriba de la ambulancia, se dirigieron al hospital.

Después de algunas horas, el sueño venció a Henín quien se encontraba en espera de noticias de su abuela, Amadeo estaba sentado junto a ella y al  adolescente.

—¿Familiares de la señora Carmen González?—dijo un médico quien traía noticias, en eso la chica despierta.

—Sí, ¿Cómo está mi abuela?

—La señora se encuentra estable, pero tendrá que quedarse un tiempo en el hospital, sufrió quemaduras graves en sus brazos y requerirá un tratamiento para ello, su presión arterial está algo elevada, debió alterarse mucho, necesita estabilizarla con algunos medicamentos que le estaremos brindando, ¿Sabe si alguien de su familia, tiene los papeles del seguro médico?

—Nuestra casa se ha incendiado, no es posible tenerlos—dijo la chica mientras empezaba a llorar.

—Lo siento, pero son necesarios para brindarle la atención todo el tiempo que estará, tendrán unos días de prórroga para tramitar el seguro o de lo contrario conseguir cubrir la cuota por todo el tiempo, pasen al área administrativa del hospital para que les autoricen.

—Esta bien doctor, gracias—dijo la chica con preocupación, mientras caminaba acompañada de ambos hombres.

—¿Qué se supone que haré? No tengo nada, todo se ha quemado ni donde dormír—decía mientras sus lágrimas seguían saliendo.

—Mocosa, ya todo está arreglado, mañana te dirán que está cubierto el gasto y dónde vivirás es con los Lyon—ella se detiene y lo mira, evitó preguntar como es que lo hizo y él la miro y le dedicó una sonrisa.

—¿Vivir con los Lyon? ¡Ehh!—en eso miro hacia enfrente y se encontraban los tres hermanos.

—No puedo llevarte a vivir conmigo, pero se que estarás bien con ellos, pero si te hace algo, dime y yo hablaré "tranquilamente" con ellos, mi pequeño Hércules estará contigo, lo verás pronto en la habitación de su mansión.

—¡Henín! ¿Estás bien?—dijo Imanol, quien se acercó rápido a saludarle.

—Princesa, ¿Estás lista, para vivir con un harem de chicos guapos?—dijo burlón el mayor.

—¡Ben! No la molestes, por fin me presento a ti, Archie Lyon—dijo el castaño sonriente.

—Chicos, ¿realmente están seguros de aceptar que viva con ustedes un tiempo? ¿No les molestaré?

—Para nada princesa,  nuestra mansión es muy grande, siempre tenemos espacio para un invitado más, tus cosas ya se encuentran en tu nueva habitación—dijo Ben y le guiñó un ojo.

—Me tengo que retirar, les encargo a la mocosa—en eso el demonio hizo un chasquido y desapareció junto al chico.

—Menos mal, que se han ido, odio ver a ese chiquillo—dijo molesto Ben.

—Él salvó a mi abuela.

—Aún así no le quita el hecho de que es un demonio despiadado, se llama Almendra y es el segundo detrás de Amadeo.

—Bueno, nos esperan para irnos en el coche, es algo tarde es mejor ir a descansar.

Después del resto de la noche, la chica ya se encontraba instalada en la habitación de la mansión, no pudo ver mucho ya que era tarde, pero se daría a la tarea de hacerlo.

Al día siguiente, alrededor de las ocho, Henín pronto se levantó algo asustada, unas imágenes de lo ocurrido y otra vez un sueño de un Ángel con alas, le acechaba de nuevo.

—¿Porqué lo soñé de nuevo?—dijo para sí misma, en lo que trataba de concentrarse y después de unos minutos regresó a la realidad y se dió cuenta de su alrededor

—Este lugar parece de época,es cómo si estuviera en la antigua europa, aún así es acogedor

Vio que venía corriendo un cachorro amarillo e intentaba subirse a la cama junto a ella, y lo sujeto para ayudarle.

—¿Hércules?—llamó al cachorro y este movia su colita gustoso, tan pronto vio la hora en su móvil, se apresuró a arreglar, no sabía cómo es que sus pertenencias habían llegado hasta aquí y no tenía intención de preguntar, le daba algo de miedo, aún le costaba creer lo que pasaba a su alrededor.

Una vez lista, salió de la habitación y se encontró con unos enorme pasillos, no sabía hacía dónde ir, pero sabía que que debía ir al comedor, como le habían indicado la noche anterior.

Tan pronto eligió ir del lado derecho, aún así se encontraba algo perdida, pero a lo lejos divisó a un chico de rizos y cabello negro, con una capa negra y este la miraba fijamente, decidió darse media vuelta y seguir su camino, con la esperanza de encontrar las escaleras pronto, se detuvo enfrente de una puerta y alguien la tomó de sus brazos y tapa su boca.

Sin duda la vida de Henín había cambiado en tan pocas horas, su destino era incierto, pero espera  que pronto está pesadilla se acabe, ahora tenía que vivir en esta mansión llena de misterios y con estos extraños chicos, que sin duda hará lo posible por saber la verdad y raíz de todo.



La Sociedad del JazmínWhere stories live. Discover now