56 17 0
                                    

La claridad matutina llegaban a los ojos de Henín que después de un buen descanso, empezó a abrir sus ojos y se levantó y por un momento se quedó mirando a la nada, pensando en lo ocurrido el día anterior.

—¿Cómo llegué a casa anoche? ¿Otra vez ese sueño...? — decía para sí misma.

En eso tocan la puerta de su habitación y está permite que entren.

—Henín, buenos días querida— entra una anciana con una taza de té y la pone a lado de una mesita.

—Abuela buenos días—le dijo con una gran sonrisa.

—¿Ya te encuentras mejor?—le preguntó a la chica y está se quedó pensando en como llegó a casa el día anterior.

—Estoy bien... Pero...—su abuela tocó su frente para corroborar su temperatura.

—El día de ayer vino tu novio a dejarte, te habías desmayado, estabas ardiendo en fiebre, venía con un lindo cachorrito.

Un flash de imágenes del día anterior recorrieron su mente y quedó impactada, su abuela la mira algo extrañada.

—¿Algo que tenga que saber?

—No es nada abuela, todo bien.

—¿Ese chico era novio tuyo?— Henín mintió y afirmó la pregunta. — Me agradó, ambos tomamos el té y me platico sobre su relación, y que tenían un mes juntos.

—¿Ehh?

—Dejo al pequeño cachorro aquí, era un regalo para ti.

En eso saltó un cachorrito gordito color amarillo y movía su colita en señal de alegría.

—¿Y que nombre le pondrás?

— Hércules, se llama Hércules...— decía aún tratando de procesar, no podía contarle a su abuela todo lo que pasó, pero estaba segura que algo no andaba bien y que ese chico extraño volvería a verlo y que el podía saber el porque podía ver esos hilos extraños.

—Debo arreglarme para ir a la universidad, abuela hoy habrá una fiesta iré con Darían y los demás, ¿Puedo asistir?—dijo esperando la respuesta afirmativa.

—Claro, pero quiero que uses este collar, es de protección.

—¿Un ojo turco? No es uno cualquiera, así que lo debes usar desde ahora.

—Abuela, otra vez con estás cosas—su abuela era fanática de los amuletos y cosas esotericas. Tenía una  pequeña biblioteca con un montón de libros sobre el tema herbolario y amuletos. 

A Henín le gustaba hacer tarea y escuchar música clásica en ese espacio, pero sabía que había hecho algo sin el permiso de su abuela, cuando tomó un pequeño libro y empezó a leerlo desde ahí su problema comenzó.

No le diría a su abuela, porque probablemente recibiría un regaño de su parte, ella le había dicho que sección de libros estaba prohibido leer, muchos años pasaron para que la curiosidad de ella le ganará y rompiera esa regla.

Todos estos años Henín se había prometido no causarle problemas a su abuela, después de que su madre fallecieran y un padre que nunca conoció. Toda su familia era su abuela Tita, quien se ha encargado de ella y gracias a qué su madre dejo una gran cantidad de dinero y hasta su educación universitaria pagada,  no han tenido problemas monetarios hasta el momento.

Aún así viven en la vieja casa de la anciana, pequeño pero acogedor hogar.

De vez en cuando venían de los pocos familiares a visitarlas, aún así Henín no se llevaba bien con ellos. En especial su tía Lucía, hermana de su difunta madre, estaba empeñada en reclamar algo del dinero que le pertenece a Henín, ya que comentaba que ella cuido de su hermana enferma y lo merecía. Cuando está cumplió su mayoría de edad  con ayuda de su abuela hizo todo lo posible por protegerse legalmente y lo logró.

La Sociedad del JazmínDove le storie prendono vita. Scoprilo ora