𝚅. 𝙵𝚘𝚛𝚐𝚘𝚝𝚝𝚎𝚗?

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Sanar

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Sanar.

Sanar es estar en paz contigo misma/o, no preocuparte por los demás, hacer las paces con todo aquello que te atormentaba, y aceptar tus heridas como parte de tu proceso de crecimiento. Si no sanas, es difícil poder sobrellevar situaciones, relaciones, responsabilidades.

El momento del "trauma" se queda en el pasado donde debe estar. Y puedes empezar de nuevo, sin miedo a caerte. Y Nayeon sabía eso muy bien. Ella pudo reconciliarse consigo misma; sin embargo, en el fondo sentía esa piedra en el zapato. Porque sanar no necesariamente significa olvidar. 

Al graduarse, Nayeon regresó a su ciudad natal. Seguía y viviendo en casa de sus padres, cuidando de ellos, mientras ejercía un trabajo que le ayudaba en lo que necesitaba, no vivía del lujo, pero de vez en cuando podía permitirse darse sus gustos.

No volvió a salir con nadie. Años atrás en su mente, ella estaría casada con su primer amor. Pero actualmente no sentía la necesidad de relacionarse con alguien más. Se sentía como si estuviese esperando algo que nunca va a pasar. 

Por otro lado, cuando Mina llegó a su nuevo hogar, le costó adaptarse, debido a la diferencia horaria, un idioma que no manejaba muy bien, diferentes formas de trabajo. Pero pensaba que mantenerse ocupada le haría distraerse del episodio traumático de su pasado. Y efectivamente así fue; se enfocó tanto en su trabajo que tampoco pudo darse el lujo de conocer más personas.

Hizo una nueva amiga, Hirai Momo, la cual le ayudó a adaptarse, y fue como un refugió para la mayor. Incluso pudo desahogarse respecto a su ex pareja, y todo por un día haberse pasado de copas. Pero aún así, Hirai no la juzgó, simplemente fue un hombro en el cuál pudo llorar una noche entera.

Todo lo que trabajó, le ayudo a poder tener más estabilidad económica de la que podía imaginarse, por lo que decidió romper lazos con sus padres. Claro que le dolió, y le lastimó como si de una puñalada se tratase, pero nunca olvidó todo lo que sufrió debido a que nunca la dejaron ser como ella era. Nunca la entendieron, y no se tomaron el tiempo de conocerla. Tal vez la querían por ser su hija, por haberla concebido, pero a ellos no les agradaba.

Renunció a su trabajo y puso en alquiler su apartamento. Compró un vuelo a ese lugar al que necesitaba ir para recordar su rostro.  

"¿Piensa que la he olvidado?"

Nayeon debía ir a la capital por unos trámites de su oficina. Ese día se encontró con Sana y su pareja, Tzuyu. A pesar de que el factor común que las hizo conocerse fue su ex novia, no dejaron de tener comunicación y siempre la apoyaron en lo que pudieron, incluso cuando regresó a su ciudad natal, y cada vez que iba de visita a Seúl se reunía con ellas.

Sana aún mantenía comunicación con Mina.

Nayeon

Ese día, luego de ir por un café con Sana y Tzuyu; pasé por la biblioteca de la universidad, por alguna razón quería recordar el sentimiento de nostalgia que me causaba ese lugar.

Vi algunos libros, y encontré uno que me gustaba mucho en mi tiempo de estudiante. Orgullo y prejuicio era el nombre de aquel libro. El olor a páginas viejas me era tan familiar, todo seguía siendo lo mismo. La madera de las mesas, aquella ventana con sus vidrios opacos. 

Estaba tan sumergida en ese sentimiento que no noté el momento en que una silueta se paró en frente de mí. Levanté la vista, y creí que estaba soñando. Los años de mi juventud pasaron por cada rincón de mi mente. Los momentos que ella y yo tuvimos. Las noches que permanecí llorando porque no aceptaba el hecho de que ya no estaba en mi vida. Y que no era capaz de comprar un boleto de avión y perseguirla. El momento en que tomé la peor decisión de mi vida. Alejarme. Ver pasar mi vida sin ella a mi lado.

Extrañarla en el tren, extrañarla por las mañanas. Me miraba con esos ojos profundos, indescifrables. Y ahí entendí que no la había olvidado. Y nunca lo haría, que la razón del porqué nunca volví a intentarlo con nadie más, fue porque muy dentro de mí, mi corazón seguía esperando por el suyo. Las lágrimas salían de mis ojos sin poder controlarlas, me temblaban las manos. Y el amor que sentía por ella, seguía intacto como el primer día. Por el simple hecho de ser ella. Mi Minari, el amor de mi vida.

Mina

No recuerdo exactamente que hizo que me enamorara de Nayeon. Pero esa misma maldita cosa que ahora no puedo recordar, hizo que mi corazón se rindiera ante ella.  No la olvide por ningún segundo. Yo amaba a Nayeon. Era ese tipo de amor por el que harías todo por verle feliz. Ese tipo de amor por el cual te casarías con una persona.

A las únicas personas a las que les dije sobre mi regreso fueron a Sana y Tzuyu. Ellas seguían cuidando de Nay en mi ausencia. Y agradecía mucho por ello. 

Llevaba un par de días planeando aún cómo buscar lo que perdí. Hasta que recibí un mensaje de Sana diciéndome que debía buscar un libro para ella, en la biblioteca de la universidad. No entendí los primeros segundos, luego recordé a que se refería y no lo pensé dos veces. 

Cuando entré, fui directo hasta el mismo lugar de siempre. No podía creerlo. Ella estaba ahí. Tan concentrada en un libro. Los rayos del sol pegaban con su rostro. Y claro que había cambiado, se veía muy linda, y su cabello estaba largo y rubio. No estaba usando sus lentes.

Se dio cuenta de mi presencia y levantó la mirada. Esa frágil mirada. La misma cosa que me hizo caer de amor por ella. El recuerdo más hermoso y valioso en mi vida. Mis sentimientos por ella seguían intactos. Nunca supe en qué pensar, así que siempre pensé en ella. Mi mayor amor. Estaba frente a mi y su rostro se llenó de lágrimas. Al igual que el mio. Nuestra oportunidad regresó. O quizas nunca estuvimos destinadas a no ser. Quizás solo fue una piedra en el camino. No lo sabía. No sabía que nos depararía el futuro. Pero definitivamente no pensaba en cometer los mismo errores del pasado, esta vez no la dejaría ir nunca. Nunca dejaría ir a Nayeon. La chica por la que he esperado toda mi vida.

Me limpié la lágrimas al verla y simplemente le dije:

"¿Me ayudarías a buscar un libro?"

Ella sonrió y asintió.

•Fin•

•Fin•

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