Encontré el camino a casa Capítulo 5

79 8 2
                                    

Semanas habían pasado desde ese evento, y Terry siguió con su desempeño magistralmente desastroso. Nadie sabía dónde estaba, y según parece, ese Sr. William que lo había ido a ver, no había hecho nada por delatarlo. Obvio era que lo conocía de algún lado, pero nadie sabe de dónde. Quizás era un anterior patrocinador de las artes, y así, él terminaría cavando su tumba en la Compañía Stratford.

Qué importaba, si la vida se le hacía pesada. Ya no le importaba si tenía frío o calor, si sed o hambre. Era un guiñapo, un triste guiñapo. No era ni sombra de lo que antes había sido. Se hubiera muerto y a nadie le hubiera importado. Terry iba en camino hacia un barranco, y todo porque su vida se le hacía ingrata. Qué le valía un título por el que se había dado buena vida; qué valía haberse convertido en la primera estrella de la compañía Stratford si su vida personal era un desastre. Hasta ese momento se sentía atrapado en un callejón sin salida. Era o regresar a Susanna y al teatro, o arriesgarlo todo por Candy. Pero qué podía ofrecerle a Candy sino el dolor que tenía. Ella no sería feliz con él, y él lo sabía. Había pasado tanto tiempo de la separación, y ni siquiera había podido escribirle una misera carta para saber cómo estaba, para saber si ella aún sentía algo por él. Pero ¿qué sentía él por ella? Ni siquiera eso lo sabía. Y parte de su influencia fue lo que le llevó a huir de sus responsabilidades, no porque quisiera irse donde estaba ella y reanudar lo que se había quedado pendiente, sino porque a esas alturas no sabía lo que sentía por ella. Era como un tema incompleto, pero estaba ahí, taladrándole la mente día a día. Y sabía que parte de las decisiones que había tomado hasta entonces eran por ella, pero no todas.

La otra parte de su dilema se llamaba Susanna. Por qué no fue sincero con ella y le decía la verdad en vez de enamorarla como sabía que lo había hecho. Ni siquiera entendía por qué lo había hecho. Susanna era muy atractiva, pero la única forma de obtener lo que quería de ella, eso había que admitirlo, era cediendo alguito, pero ese alguito se convirtió en su todo. Tan así fue la situación, que no se había atrevido a buscar a Candy por no herir a Susanna. En ese preciso instante de su caída, Susanna ni sabía dónde estaba. De hecho, nunca se hubiera enterado si buscaba a Candy y se iba con ella al Hogar de Pony y se escondía allí. Iba a estar con ella, y Susanna lo hubiera olvidado, o eso pensaba. Pero algo más le ocurría adentro, si hacía eso, cómo olvidaría entonces lo que sentía por Susanna. Y qué haría para no extrañar el teatro, que era su sangre.

Obviamente, no había solución fácil para el asunto. Había que sacrificar algo, y en el caso de elegir a Candy, si era que ella aún lo quería, sacrificar dos cosas importantes para él. Pero qué podía hacer para olvidar la causa de su pena. Ni siquiera eso se le hacía claro en ese momento.

Días después, sin embargo, un nuevo drama terminaría por darle las respuestas que llevaba tanto tiempo buscando. Estaba en medio de una representación de la burla de obra en la que actuaba cuando, de pronto, un silencio bien incómodo se sintió en el teatrillo de pacotilla en que se hacía la representación. La actriz que con él estaba también miró hacia el público, porque no daba crédito del silencio que de pronto invadió el recinto. Terry estaba borracho, para variar, y tumbado de una vieja silla que servía de utilería y, de pronto, fijó la mirada hacia el fondo del local.

"Oh, es ella", dijo para sus adentros mientras se ponía de pie para ver bien lo que consideró una alucinación.

Le tomó unos cuantos minutos ajustar la vista a la oscuridad. No, la visión seguía allí y estaba...estaba llorando. Por qué, se preguntaba, estaría esa visión llorando. ¿Sería por lo bajo a lo que había caído? ¿Sería que esa visión de su pasado le estaba diciendo "ya no más; levántate de tus cenizas"? Terry respiró profundo por primera vez en mucho tiempo, a la vez que todos lo miraban mientras apuntaba hacia donde terminaba el salón. De pronto, se giró hacia la actriz de segunda con la que actuaba, y de bien adentro de su ser, comenzó a recitar sus líneas como un ente renovado, de la nada. No hubo un solo borracho de los que ahí estaban que no se mirara ante el cambio tan brusco e inesperado que dio Terry en ese momento. Al fondo, el Sr. Bradley primero maldijo su mala suerte, pues pensó que ya no podría controlar tan fácilmente a Terry, pero después de analizarlo, pensó que tal vez su compañía dejaría atrás eso de parecer espectáculo de tercera. Y ahí Terry podría ayudarlo incluso más que antes.

Encontré el Camino a CasaWhere stories live. Discover now