—El viejo tenía razón –digo–, es una pésima idea estar aquí cuando de seguro nadie vive en la actualidad.

Me doy la vuelta y, cuando estoy a punto de dar mi primer paso, escucho el maullido de un gato. Aquel sonido era angelical, sentía como mis oídos bailaban con el ritmo del maullido, pero reaccioné y me di cuenta de que estaba siendo víctima del encanto de una de esas personas.

Los Duffy son capaces de convertirse en animales al ser seres poderosos mitad brujas. El gato me observa con atención, se acerca hasta los pies y su pelaje acaricia la tela de mi pantalón.

—Sé quien eres, no deberías de ocultarte en el cuerpo de un gato, conmigo ya no funcionan esas cosas.

Y como si el gato me hubiese entendido se aleja de mí, sus ojos cambian a un color esmeralda, igual a los del viejo, los maullidos se convierten en gritos como si de una persona muriendo se tratase y es ahí cuando presencio lo más horrible que he visto en mi vida.

Aquella cosa había cambiado su tamaño, el pelo de animal había desaparecido para convertirse en pelo corporal, las patas se habían convertido en piernas y en brazos y la cabeza había crecido más del doble de su tamaño normal.

Aquel gato ahora estaba convertido en aquel viejo de cabello verde que me había indicado cómo llegar a este lugar.

—Hola, hijo mío –dice.

—¿Quién eres?

—Vaya, parece que los Doherty no tienen modales –comenta abriendo la puerta de la casa–. Te estaba esperando, estamos listos para pagar la renta si para eso es que vienes –dice de forma sarcástica ante lo que le había dicho antes–. Pero te olí y sé que no es a eso a lo que vienes.

—¿Es usted un Dunne o un Duffy?

El viejo ríe.

—Soy un Duffy, somos los únicos capaces de convertirnos en animales, así que no puedes encontrar a un Dunne aquí, esas cosas deberían de ser exiliadas de la tierra.

—¿Ustedes no se llevan con los Dunne? –El viejo niega–. Pensé que si, ambos manejan magia negra capaz de acabar con la humanidad entera.

—Eoin –dice mi nombre–, tú también tienes magia negra en tu ser, lo único que los diferencia es que ustedes nacieron para hacer el bien, mientras que nosotros para ser malvados y sin sentimientos. Rara vez ayudamos a un héroe como los llama la gente.

—¿Héroes? ¿Qué acaso somos Batman o Superman?

—Somos más que eso, ahora quiero que me digas la verdadera razón por la que estás en este lugar. No debe de ser una visita regular, nadie se atreve a venir hasta nuestra casa a hablar con nosotros al menos que sea un Dunne que busca problemas o un Berry queriendo pasar por un payaso.

—¿Quiénes son los Barry?

—No –dice–, no hablaré de ellos, son un dolor de cabeza todos ellos, no entienden qué hay veces en las qué hay que dejar de usar la magia para obtener un beneficio, después de que vives miles de años sin poder morir comienzan a entender que ser malo no lo es todo en la vida.

—¿Por qué no se llevan bien con los Dunne?

—Caín, ese hombre es la razón de nuestra guerra, ese hombre está envenenando con palabras falsas a varios de mis familiares haciéndoles creer que los Dunne deben ganar para así obtener una recompensa todos unidos. Caín busca acabar con las familias buenas que restan con vida, para así gobernar todo sin estorbo en su paso.

—Pero ustedes son capaces de acabarlo, ¿por qué no lo han hecho?

—Porque los más poderosos de nuestra familia se dejaron convencer por él, yo he intentado hablar con ellos pero no me hacen caso. He comenzado a creer que el tiempo se está agotando y que ya no podemos hacer nada para remediarlo.

—Imposible –digo–, tiene que existir una forma de acabar con todos ellos.

El viejo toma asiento en aquella silla desgastada del fondo, bajo la oscuridad aún soy capaz de ver sus ojos brillantes. El viejo respira profundo y puede sentir como más animales empiezan a entrar en la casa.

—No temas, todos ellos son de los buenos, he estado reclutando muchos de mi linaje para convencerlos de ayudarme a acabar con Caín y con los Dunne. Ellos son la prioridad en este plan.

—¿Qué hay de los Barry?

—Los Barry son otra especia con poder, son como los Dunne pero lo único que los diferencia es que ellos son capaces de convertirse en hombres lobo y en vampiros a la misma vez. Son una mezcla poderosa incapaces de morir con algún poder nuestro. Durante años hemos intentado acabar con ellos pero no hemos tenido éxito alguno, fue así como perdí a muchos integrantes de mi familia.

—¿Es probable de que alguno de ellos esté en Adare?

—Saoirse es la clave de todo esto –dice–, ella es la única que puede acabar con todos ellos, pero no debe dejarse envenenar el oído con algún Barry o todo se habrá acabado para ellos y para ustedes.

—¿Por qué ella?

—No lo has entendido –dice–, Saoirse es la única mujer de esta generación, por lo tanto es la que tiene el poder de acabar con los Dunne y los Barry si así lo desea.

—¿Ella lo sabe?

—Al tener menos de veinticinco años es incapaz de ver en sus sueños, no es probable que se haya dado cuenta de que ella es la única que puede acabar con todos ellos sin necesitar de pelear a muerte. Pero no debes decirle, decirle puede provocar que alguien huela lo que ella piensa y una guerra puede iniciar, debes de ser precavido y saber contactarte con ella, confío en ti, hijo mío.

Asiento.

—Gracias por toda la información, espero que me sea de gran ayuda todo lo que me ha dicho.

—Ten cuidado con los libros que llevas en tu bolso, en ellos se ocultan ciertos embrujos que pueden ocasionar algo malo si no los sabes utilizar.

—¿Qué hay de Aoife? Ella también es una mujer de nuestra generación.

—Aoife es una mezcla entre dos familias poderosas, al ser una mezcla es incapaz de matar a todos en el linaje Dunne y Barry. Por lo tanto Saoirse es la única que puede salvarlos a todos.

Asiento.

—Debes ir antes de que sea tarde, unos cuantos de ellos están en Adare ahora mismo.

El viejo desaparece como si el viento se lo hubiera llevado, dejando aquel lugar vacío y con unos cuantos animales maullando, ladrando y haciendo otros sonidos que me estresan.

—Mierda –digo–, debo volver para evitar que Saoirse encuentre a uno.

Salgo de la casa y siento como un destello de luz me impacta y me caigo al suelo retorciéndome del dolor. Mis ojos están borrosos y me es imposible moverme y mientras más lo intento más me duele.

—No corras –dice aquella voz que tanto me asustaba.

Adare ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora