IV

254 31 35
                                    


Llegó al primer piso, observando que sus padres estaban hablando con un hombre alto y de aspecto joven. Su vista se dirigió hacia el niño que estaba al lado del antes mencionado.

Era un niño pelinegro con facciones juveniles y hermosas, iba con una vestimenta parecida a la suya. Aquello lo hacia ver elegante y delicado.

Eso le hizo sentir bien al castaño. Al niño no parecía molestarle su vestimenta. Así que, ¿Por qué a él le tenía que molestar ello?

Con un poco más de confianza, junto a su hermano, se acercaron hacia sus padres y las visitas. Esa confianza en sí mismo, se fue directo a la basura al estar frente al hombre y al niño.

Él no confiaba en las nuevas personas.

Se escondió detrás de su madre, apretando levemente con su puño el vestido color vino de la mujer, por el temor que le tenía a aquellas visitas.

Aunque, todos sabemos que él debería ser el que se esconda de su madre y no de las visitas. Al castaño, por más que le tenga un miedo inimaginable a la mujer, era su madre, por lo que supuestamente, ella era su lugar seguro ante el peligro.

-Vamos cariño, presentate ante nuestras visitas.- El castaño, con desconfianza, se asomó para ver a las personas que estaban frente a él. Pero se escondió nuevamente.- Disculpenlo, es un poco tímido al conocer nuevas personas.- Dijo su madre con una sonrisa falsa, para sus adentros eso realmente le estaba molestando.

La mujer tomó a su hijo y lo empujó a su lado forzosamente, el niño solo hizo una mueca por ello.

-¡Oh! Es un niño muy tierno y lindo. No debes tenernos miedo pequeño, no vamos a hacerte daño.- El niño levantó su mirada y encontró al joven que había visto anteriormente.

Como lo tenía de frente, ahora podía apreciarlo mejor. Alto, castaño y con una piel clara y bien cuidada, dándole ese aspecto joven y bonito. Tenía ojos almendrados y con iris de un verde atrayente.

Además, iba vestido con un smoking que se adaptaba a la figura de su cuerpo, y un anillio adornaba su dedo anular, dando a entender que estaba casado. También llevaba una boina negra como el niño que tenía a su lado.

Su mirada intensa cautivó al niño, tanto como para confiar en él al instante. Esto confundió al niño con gafas, ¿Por qué confió en aquel hombre al instante?

Eso era raro, si el menor no confiaba ni en su propia familia, ¿Por qué le tendría confianza a un desconocido que acaba de conocer?

Y sin darse cuenta, la confianza que le tuvo al mayor en un momento, se había esfumado.

-¿Cuántos años tienes, pequeño?- Preguntó el híbrido castaño en un tono amable para que el menor vuelva a confiar en él. Ya había notado que el menor había perdido la confianza en él. El mayor siempre lograba que la gente confiara en él por ser un híbrido. ¿Por qué con el niño no había funcionado?

-Tengo ocho.- El niño respondió con voz baja, hasta él pensó que nadie lo había escuchado, pero el oso mayor lo había escuchado muy claro.

-¡Entonces tienes la misma edad que mi hijo!- Exclamó emocionado el híbrido.

La familia se quedó confundida porque ellos no escucharon al menor, por lo que una respuesta de la nada les pareció muy extraño.

-Cariño, ¿Tú dijiste algo?- Preguntó la mujer de cabellos café oscuro dirigiéndose a su hijo menor y quedó confundida, entonces comenzó a desconfiar del castaño de ojos verdes.

-Sí mamá, había dicho cuantos años tengo.- Respondió el niño castaño con miedo, pues había hablado con voz baja, y que el mayor le haya respondido lo había expuesto.

No Problems | Spruan Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ