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Lo cierto es que nunca pensé que incursionaría en el teatro. Toda mi familia lo hace, y es por eso mismo que yo nunca siquiera lo intenté. No quería, estaba negada. Pero por una oferta laboral muy tentadora de Nahiara, mi hermana mayor, ella tuvo que abandonar todo lo que hacía y el personaje al que le daba vida en una serie infantil. Instantáneamente, el foco se posó sobre mí. "¿Lisa será su sucesora?", "¿Será su hermana la que la reemplace?", entre otros cientos de comentarios más, comenzaron a surgir.

La verdad, era que consiguieron un reemplazo en unas semanas y todo continuó con su rumbo. Pero en ese lapso, Nahi consiguió lo que siempre había soñado: que yo asistiera a mi primera audición. Claro está que, sin ningún tipo de experiencia y con quince años recién cumplidos, no pude reemplazar a una chica que había estado trabajando en eso desde hacía ocho y que en ese momento tenía veintitrés. Pero, la verdad, fue el impulso que necesitaba para saber qué era lo que quería. Todo el intercambio de emociones, las chicas que conocí y la adrenalina que sentí; fueron toda una nueva experiencia, incluso cuando no quedé. Entonces, por una corta cantidad de tiempo, continué probando con audiciones para papeles pequeños en publicidades y demás, pero en nada quedaba. Cuando estaba a punto de desanimarme, mi hermana mayor me inscribió en un taller de teatro que constaba de algunos encuentros, no demasiados, y que estaba orientado a adolescentes y jóvenes que quisieran incursionar en el teatro.

Así es como me encuentro hoy, ahora, a punto de entrar a la primera (y espero que no última) clase. Luego de respirar hondo y profundamente, decido que es momento de ingresar. Fui la primera en llegar. Odio cuando eso pasa, pero odio mucho más llegar tarde. Recuerdo que una vez con mis amigos habíamos salido de clases antes de lo previsto, por lo que, antes de volver, nos fuimos a pasar un rato en el centro comercial. Cada momento en que se acercaba la hora de tener Educación Física, sentía como se me revolvía el estómago y la ansiedad se apoderaba de mi. No quería llegar tarde. Y eso que ODIO esa materia.

Al cabo de unos minutos de espera llegó la profesora. Se presentó como Samara y me contó que iba a estar con nosotros por unos meses hasta que Gabriela, la profesora titular, volviera de su licencia. Iba a tener unas hermosas gemelas, a las que les pondría Victoria y Martina. Entre otras cosas, me contó la dinámica de las clases y, también, que conocía a mi familia. Lo cierto es que yo no había mencionado mi apellido, no me agrada hacerlo al presentarme. Pero se ve que no fue necesario, y que mis rasgos Dorrego están bien marcados. O que Nahiara ya había hablado con ella sobre mí, y los tratos especiales no iban a faltar. No me sorprendería.

Pasaron entre diez y veinte minutos (sí, había llegado veinte minutos antes) y ya todos estaban ahí. Entre ellos, el único que me llamó la atención fue un moreno de ojos oscuros. No hablaba demasiado, aunque sí más que yo, y podías notar que estaba muy contento de estar ahí. Me perdía por momentos en la clase por estar viéndolo, pero él nunca se dio cuenta. O, bueno, eso espero.

Al cabo de una hora y media, la clase termina. Antes de irnos, Samara nos pidió a cada uno de nosotros nuestro número de teléfono para agregarnos al grupo del taller, y cada uno siguió su camino. Una vez en casa, al mirar mi celular, decido contarle a mis amigos de este muchacho (cuyo nombre descubrí gracias al grupo: Franco).

- Es literalmente perfecto, creo que me quiero casar con él - digo una vez que Eliana y Marcos atienden el teléfono.

- ¿Estás hablando del profesor de física? - pregunta mi mejor amigo.

- ¡No! - exclamo - O sea, sí es perfecto y quiero casarme con él, pero no hablo de eso ahora. Hay un chico en el taller que es tan pero tan lindo que casi no presté atención a la clase por estar mirándolo.

- Bien, no me sorprende. ¿Su instagram? - habla, por primera vez desde que iniciamos la llamada grupal, mi mejor amiga, Eliana.

- No lo sé, solo sé que su nombre es Franco por el grupo de WhatsApp.

- ¿¡Ya tenés su número!? Nada lenta mi amiga, eh - comenta, riendo, Marcos.

Todos reímos y continuamos charlando al respecto. Pasamos una media hora hablando sobre lo lindo que era Franco y lo poco (según ellos) que iba a durarme el enamoramiento.

Si tan solo lo hubiéramos sabido desde ese momento, tal vez todo sería diferente...

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⏰ Cập nhật Lần cuối: Mar 10, 2023 ⏰

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Nadie murió de un corazón rotoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ