1 | Sin Sorpresas

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Sarah Yildiz.

Desperté por los ruidos de mis vecinos ellos y sus estúpidos ensayos de su supuesta banda de Rock, la luz del sol daba en mi cara, como detesto mi vida.

Lavé mi rostro y cepille mis dientes, tenía todos los implementos necesarios para hacerlo, Faruk siempre dejaba todo listo para que cuando despertará no molestara ni a él ni a su esposa.

Pero para ir al baño si necesito ayuda.

— Faruk necesito ir al baño — Grité para que me escuchara, odiaba interrumpir a mi hermano sé lo fastidioso que debe ser llevar a tu hermana a hacer todas sus necesidades.

A los pocos minutos apareció.

— Buen día Sarah ¿cómo amaneces? — preguntó con una sonrisa, ¿cómo podía sonreír? ¿cómo lograba hacerlo? si debía limpiar a su propia hermana, esperar a que ella hiciera sus necesidades, él prácticamente no tenía vida por cuidarme.

— Todo listo — dijo luego de dejarme sobre la cama — te tengo una sorpresa.

— Sin sorpresas, sabes muy bien que odio eso — respondí acomodando la almohada detrás de mi.

La última sorpresa que me hizo no resultó nada bien, invitó a mis ex compañeros de secundaria ¿para qué? para que todos me observarán con lástima porque es lo único que causo en todos, Lástima.

Que otra impresión puede causar una paralítica como yo.

— Deja la amargura — Él mantenía su sonrisa, muy pocas veces lo he visto triste ¿como demonios lo logra?.

— Si claro, como digas — Me expresé sin ganas.

— Asya te ayudará a cambiarte — Su esposa es algo exótica por así decirlo, le encanta mostrar sus atributos y el brillo en su ropa nunca falta, hace todo esto por amor a mi hermano, no puedo negar que verdaderamente lo ama.

— Holis cuñada preciosa buen día — saludo con toda la energía del mundo, me ayudó a cambiarme.

— Quedaste hermosa — dijo alejándose para apreciarme.

— Quitame ese lazo de brillos o juro que lo hago pedazos con mis propias manos — Lo quitó rápidamente.

— Ponle un poquito de brillo a ese look por favor — Era el martirio de todos los días quería vestirme prácticamente como ella.

— Asya porfavor no, ya te he dicho que no me gusta esa ropa, que no me gusta el brillo, ya no se de que manera explicarte — Dije algo desesperada.

— Esta bien, tú te lo pierdes.

— Espero que a mi sobrino no lo vayas a vestir así — dije tocando su vientre abultado.

— Será mi mini brillitos — Ay porfavor Asya Asya hasta cuando seguiras con esos gustos.

— Te traeré el desayuno en cuanto esté —  dijo mientras la veía desaparecer por la puerta.

Tomé mi celular entré a Facebook e Instagram como era de esperarse nadie recordó mi cumpleaños, acomodé mis almohadas y vi a Faruk en el marco de la puerta.

— ¿Hay algún problema? — cuestione molesta.

— Deja de ser gruñona — Se sentó a mi lado.

— Soy así ya déjame — Dije algo fastidiada.

— Feliz Cumpleaños gruñona — Me dio una pequeña caja, la moví y se escuchaba algo pequeño.

— Ábrelo — Me animó a hacerlo, abrí la caja era un hermoso collar con la foto de nuestros padres.

— Nunca me perdonaré haber sido la única que sobrevivió en ese accidente — sentí mis ojos cristalizarse.

— No fue tu culpa — Me abrazó y limpio mis lágrimas.

— Es que yo no debí sobrevivir, ellos eran todo para nosotros.

— Ya las cosas pasaron Sarah trata de superarlo.

— No dejo de culparme todos los malditos días.

— Los médicos hicieron lo posible por salvarlos pero lastimosamente no se pudo, ambos sabíamos las enfermedades que tenían más lo del accidente, eran pocas las posibilidades.

— No puedo recordar porque perdí el control, es mi culpa Faruk, ellos estarían aquí de no ser por mi culpa, de mi irresponsabilidad frente al volante.

— Nena no fue tu culpa y ya no hablemos de eso — Me volvió a abrazar.

— Gracias por no dejarme sola en esto.

— Como voy a dejar a mi hermanita la gruñona — dijo tomando mis mejillas pero me aleje — En un rato Asya te traerá el desayuno y me dijo que quiere maquillarte un poco.

— Que ni se le ocurra — No quiero lucir como un payaso, si me quisiera maquillar yo misma lo haría pero para que maquillarme si paso postrada en una cama o una estúpida silla de ruedas, tocaron el timbre y vi desaparecer a Faruk.

Seguí en el celular, escuché pasos acercarse para ver a Faruk.

— Llegó tu sorpresa hermanita — Junto a mi hermano estaba un hombre casi de su estatura, labios rosados, nariz perfilada, ojos avellana y hoyuelos en sus mejillas, y este ¿quién es?.

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