Parte 17

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Pueblo chico, infierno grande.

El ambiente en la academia es demasiado tenso, mi padre está furioso todo el tiempo, después del pleito en la oficina de Zelda no nos dirige la palabra a Max y a mi, está enojado obviamente, pero su actitud aquel día tampoco fue la mejor y bueno s...

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El ambiente en la academia es demasiado tenso, mi padre está furioso todo el tiempo, después del pleito en la oficina de Zelda no nos dirige la palabra a Max y a mi, está enojado obviamente, pero su actitud aquel día tampoco fue la mejor y bueno siendo realista mi hermano solamente me defendió

-Es hora-anunció Prudence

-¿Es necesario asistir?-pregunte

-Si, lo es, vamos camina no tenemos toda la noche-respondió firme

Salí de mi habitación ya fastidiada, yo no quiero asistir al bosque esta noche, quiero dormir, descansar y despejar mi mente, estoy harta de tantos problemas, harta de como en los últimos días me culpan y me señalan solo porque las puertas del infierno se abrieron, los rumores en la academia se expanden rápidamente, todos dicen lo mismo, que yo al ser reina del infierno provoque que las puertas se abrieran al ponerme frente a ellas, aunque es bastante obvio que no es verdad, estoy mas que segura que esas puertas se abrieron por una razón grave, y no por mi...

-Escuchen todos!-exclamó Zelda-Esta noche pondremos una ofrenda en las puertas infernales para apaciguar el caos!-

-¿Será suficiente?-pregunto alguien

Toda la multitud miró a la mujer esperando con ansias su respuesta, yo también la miré y logré hacer contacto visual con ella por unos breves segundos

-Es la idea, debemos tener fe en esto-respondió

¿Tener fe?, ¿Acaso está loca?, desde cuando las brujas utilizan la palabra "fe" en sus discursos oscuros, JA, buena esa Zelda Spellman, salí de mis importantes pensamientos cuando sentí algo extraño bajo mis pies, una especie de vibración, las brujas y brujos comenzaron a murmurar un conjuro y me percaté de lo que sería la ofrenda

-Oh carajo me lleva papá!-exclamo Max

-No puede ser-susurre-Están locos-

Miré a mi hermano y él tenía la misma expresión de horror que yo, sacrificaran a una cabra y la bañaran con la sangre de algunos miembros del aquelarre

-¿Desde cuando esto se convirtió en un culto satánico?-pregunto Max

-Hay que irnos, ya!-dije alarmada

Max tomó mi mano y tratamos de alejarnos de ahí pero fallamos, apenas logramos dar un par de pasos cuando aquella sensación de vibración volvió a sentirse y fue acompañada por el grito ahogado de la cabra, ya estaba muerta para cuando miré hacia atrás, comenzaron el baño de sangre y no se porque pero Max y yo no podíamos dar un paso más y mucho menos articular palabra alguna, solo veíamos el cadáver de la cabra bañado en sangre con mucha atención

-Llego la hora!-grito Zelda

-Persefone por favor dime que también lo sientes-susurro Max

-Si Max, también lo siento-logré responde

-Carajo!-mascullo mi hermano

Esta extraña sensación de necesidad, de ganas, de... de... comer.




Al día siguiente...









Mi cabeza me duele demasiado, siento que va a estallar, todo me da vueltas y tengo ganas de vomitar, no se como llegue anoche a mi habitación, pero justo ahora agradezco estar aquí, no recuerdo nada y lo único que encuentro a mi alrededor es el vacío de mi habitación infernal, no hay señales de algo más ni tampoco de... ¿habitación infernal?!

-¿Que mierda?!-exclame confundida

Esto debe ser una maldita broma, estoy en mi antigua habitación del infierno, no puede ser posible, definitivamente esto no es real debo estar soñando, si es eso

-Persefone!!-grito alguien desde afuera

Pude sentir la desesperación en aquella voz, la confusión haciéndose presente en ambos, esto es realmente extraño, no entiendo nada, salí de la habitación y todo esta justo como yo lo había dejado, de verdad es real

-Max!-levante la voz

Di un par de pasos más y sentí como un fuerte escalofrío me recorría la espalda

-Max!-dije asustada

Por mi padre! Tengo miedo!

Llegue al salón principal y ahí estaba mi hermano parado mirando fijamente el trono infernal, del lado derecho se encuentra una vitrina de cristal donde permanece guardada mi corona, se ve preciosa y brilla intensamente

-Tú debes estar ahí sentada con eso en la cabeza-señaló mi hermano

-Max ¿qué pasó anoche?-pregunte

Mi hermano dejó salir un suspiro cansado y me miró, el si lo recuerda puedo sentirlo, puso una mano en mi hombro y relajó sus facciones por un segundo

-Anoche mostramos lo que realmente somos-dijo

Lo miré confundida, no entiendo lo que me está diciendo, es alguna especie de clave entre palabras o tal vez está tratando de jugar con mi mente

-Cuando sacrificaron la cabra nos invadió la necesidad de comerla... nosotros aceptamos el sacrificio-explico

Eso no puede ser cierto, que asco! Me comí una cabra, carajo no!

-Esas puertas-señaló Max-Si se abrieron por ti y el sacrificio fue para devolvernos aquí, el caos en el pueblo terminó porque tú y yo ya estamos de regreso a donde pertenecemos-

-¿Y papá?-pregunte

-Tal vez logró volver a Los Ángeles con su detective-respondió

Mi hermano debe tener razón, después de todo el infierno es un lugar que a nosotros nos corresponde por derecho, nosotros debemos estar aquí siempre y más ahora que papá escapó y abandono todo

-Pueblo chico...-hable

-Infierno grande-completo Max

Bienvenida a casa Persefone Estrella de la Mañana.

Estrella de la mañana Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ