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25 de febrero de 1815

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25 de febrero de 1815

Benedict tenía todo preparado para la pregunta, pero ¿Cómo podría hacerla en realidad? No es que fuera fácil preguntarle a una mujer lo que deseaba preguntar y estaba improvisando porque quería un momento especial, pero ¿Qué tan especial podría ser preguntar a alguien si quería ser su amante?

Nada, mucho menos cuando conocía a Alicia y sabía que comenzaría a hacer preguntas.

En ese momento, deseó ser más como su hermano mayor y tener un orden, es decir, anotar las posibles preguntas que Alicia haría y al lado las respuestas.

¿Qué diría si preguntaba si lo tenía que compartir con su esposa? ¿Dónde viviría? ¿Cómo la mantendría? Tal vez debió enfocarse más en eso que en decorar el lugar con pétalos de rosa.

Vio hacia la cómoda y encontró un carbón sobre un cuaderno y se acercó a tomarlo dispuesto a comenzar con la lista. Se vería ridículo leyendo cada vez que ella interrogara, pero era preferible a que lo atrapara con la guardia ba...

—¿Qué estás haciendo? —Alicia... Claro que era ella, había llegado. —¿Qué es esto? —Preguntó con una sonrisa viendo a su alrededor en la habitación, que solo tenía un montón de pétalos de rosa esparcidos, pero era un gesto encantador.

Especialmente tomando en cuenta que su día había pasado rodeada de vestidos que la asfixiaban.

—Creo que mereces un día especial... Un detalle especial. —Se corrigió a lo último, porque solo había podido verla en horas de la noche, seguía preguntándose cómo se vería ella con la luz del medio día. —Ven. —Pidió amablemente y ella obedeció.

Alicia entró en la habitación, cerró la puerta y tomó la mano de Benedict, que ya se encontraba tendiendosela para poder tocarla sin más demora. Al tenerla junto a él, se sentaron en la cama, ella llena de expectativa y él nervioso.

Ella lo notó de inmediato y se acercó a besarle la mejilla, buscando tranquilizarlo de lo que sea que le preocupara. Él volteó y le dio una sonrisa que ella le regresó con ternura, entonces notó qué era lo que sucedía.

—Quieres decirme algo. —Soltó mientras le acariciaba la mejilla con suavidad. —¿Qué es?

—Te amo. —Ella le dio una sonrisa, porque ya lo sabía. —Te amo más que a nada, con todo mi corazón y deseo tenerte cada momento del día, no solo en la noche. Te adoro, Alicia Stuart y deseo que tengamos una vida juntos.

—Yo también lo deseo. —Contestó con mirada enamorado, cegada por un deseo honesto y puro del corazón que podía definirse con una sola palabra: Benedict. —Yo...

—Quiero que seas mi amante. —Soltó él de golpe, antes de que ella pudiera confesarse.

Y Alicia no respondió en aquél momento, ni al día siguiente o al siguiente, solo fue capaz de quedarse callada, buscando no retomar ese tema, ofreciéndole su cuerpo cada vez que los dos lo deseaban, pero siempre tratando de no pensar en lo que él le preguntó.

Dreams {Benedict Bridgerton}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora