Capítulo 29: Mi confidente

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Sonreí, dándole unas palmadas en el hombro.

—Eres increíble, ¿ya te lo han dicho?

—Tu madre me lo dice siempre.

—Por favor, que ese no sea un chiste sexual porque vomito aquí y ahora.

Él me guiñó un ojo, sonriéndome de costado.

Una mueca de asco se formó en mi rostro, mientras me alejaba de él y me sentaba al final de la cama, en el borde de la misma.

—No vuelvas a hacer un chiste así.

—¿Quién dijo que era un chiste?

Ya veo a quien salí.

—Bien, ignoraré los últimos comentarios que hiciste. —Pasé mi mano por mi cabello, mientras ataba la parte negra del mismo—. Pregunta lo que quieras preguntar.

—¿Hace cuánto tienes pareja?

¿Qué puedo decir? Somos idénticos, igual de atrevidos, igual de chusmas.

—No es mi pareja exactamente.

—¿Lo están intentando?

Asentí y él sonrió.

—¿Le quieres?

Siempre lo quise a Nani... Simplemente ahora lo quiero de otra manera.

—Sí.

—Me alegra que ya no tengas amoríos de un par de noches, sabes que no me molesta, pero no llevan a nada, son carnales, son vacíos y tú mereces más.

Sonreí y observé como él se levantaba de su asiento para sentarse en cuclillas frente a mí, poniendo sus manos en mis piernas mientras me observaba.

—Jai, has sufrido mucho. Permítete querer, permítete sentir lo carnal pero con amor. No limites a tus sentimientos.

—Lo sé, papá.

—Me gusta que lo sepas. —Se levantó, provocando que sus rodillas sonaran—. Ah, la edad —dijo, riéndose.

Sonreí.

—¿Algún día le conoceré? —volvió al chisme.

Ya lo haces.

—Algún día lo conocerás.

—Bien, muero por conocer a mi yerno.

Reí, mientras sentía el colchón hundirse a mi lado con su peso.

—Pero pareces preocupado, ¿qué pasa?

—Es que es un amigo.

—¿Nani?—preguntó abriendo los ojos, sorprendido.

Me levanté de la cama rápidamente.

Mierda.

—No, no, no es él, es otro amigo. Él es mi mejor amigo, ya sabes.

Amistad, descubrimiento y romanceWhere stories live. Discover now