EXTRA 3

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No sabía si era por la falta de sueño, las largas clases o el cansancio por el trabajo, pero últimamente sentía que no descansaba lo suficiente.

Oí como el profesor terminaba su clase de hoy, y como la muchedumbre de alumnos se apuraba a guardar sus apuntes para salir del salón de clases.

Alguien apoyó su mano en mi hombro y me hizo saltar del asiento, volteando rápidamente.

-Ah, no quería asustarte. -Se disculpó rápidamente aquel chico.
-Quería devolverte la goma que me habías prestado. -Murmuró, ofreciéndome una pequeña goma de borrar.

-...
-Ah, gracias. -Dije en voz baja, metiendola en mi bolsillo del pantalón.

Mi corazón latía demasiado fuerte como para este pequeño sobresalto, por un segundo pensé que estaba en peligro.

...

Me desperecé y tras colocarme mi abrigo y la mochila, salí del salón, siguiendo a la muchedumbre de alumnos.

El camino de vuelta a mi departamento parecía no terminar jamás, o tal vez estaba caminando muy lento.

Había utilizado toda mi fuerza de voluntad para no dormirme en clases, no tenia ni energias para apurar el paso.

Al menos el viento frío en mi rostro me hacia despabilar un poco, mientras paseaba por el campus de la universidad.

Miraba con un poco de melancolía a el resto de alumnos conversando y disfrutando en grupo.

Tras unos momentos, llegué a la entrada de los departamentos y comencé a subir las escaleras hacia mi piso.

Arrastre los pies hasta el tercer piso y abrí la puerta tras forcejear un poco con las llaves en mis manos.

Apenas entré, cerré la puerta detrás de mi y me desplomé en el pequeño sofá de la sala de estar.

El apartamento estaba helado, la calefacción funcionar cuando quería.

-Pareces un zombi. -Murmuró una voz con estática a mis espaldas, ocultando una pequeña risa.

-Tengo sueño.. -Respondi, sin despegar mi rostro del sofá helado.

-...
-Duerme un poco, haré el almuerzo si quieres. -Dijo, colocandome una manta encima.

A comparación del resto del departamento, se sentía tan cálida...

No quería dormirme tan temprano, pero mi fuerza de voluntad no fue suficiente como para impedir que mis ojos se cierren.

No tarde mucho en dormirme, me sentía extrañamente cansado.
Tenía ganas de dejar mi trabajo, pero me sentía culpable viviendo únicamente del dinero que me enviaba la fundación.

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Estaba silencioso, quizás demasiado silencioso.

Abrí los ojos y para mi sorpresa, me encontraba acostado en medio de la plataforma de piedra.

Hacia mucho tiempo que no había visitado este lugar, unos cinco o seis años.

Se veía exactamente igual a como la última vez, una plataforma de piedra oscura, pulida hasta la perfección.

Aunque por alguna extraña razón, no reflejaba nada en su superficie, aunque tampoco había mucho para reflejar, no había muchas luces salvo las estrellas en el infinito espacio.

Había una única puerta, situada en una de las esquinas de la plataforma.

Me levanté del suelo y comencé a caminar hacia ella, para apreciarla más de cerca.

SCP 1471 [Una vida anómala.]Where stories live. Discover now