HACE VARIOS AÑOS, CUANDO LAS personas del cielo llegaron; los omaticaya, al ser el clan más cercano a su nueva instalación decidieron ser los primeros en tener contacto con la nueva especie.
Les ayudaron a encargar en el nuevo mundo, aceptando que los avatares invadieron su territorio para poder explorarlo.
Eran los únicos que iban a la escuela que los científicos habían puestos, aprendiendo su idioma como ellos el suyo.
Morang le tuvo el odio a su especie cuando ellos asesinaron a su hermana mayor, Sylwanin, y a otros na'vi en la escuela de Grace.
Desde aquel momento se encargó de matar a cada avatar o persona que se atreviera a pisar el territorio omaticaya, ya que su padre les había prohibido el paso gracias a aquel acontecimiento.
Ahora Morang se encontraba apuntando directo al corazón de Jake Sully, quien buscaba desesperado un arma con la cual pudiera defenderse cuando cayera la noche.
Tensó su arco cuando el ex marine le dió la espalda, sería un tiro limpio para ella.
Lo observó con rencor, al igual que el resto de sus víctimas. Sus orejas se alzaron y su boca se entre-abrió cuando vió como una semilla de Eywa se paraba sobre la punta de su arco.
Suspiro mientras guardaba su flecha a se apoyaba sobre sus rodillas, observando a Jake Sully alejarse de ahí.
Entre cerró los ojos observando al cielo. El eclipse estaba a punto de regrese, tenía que volver al Árbol Madre.
Se recargó sobre el tronco del árbol, soltando un suspiro mientras sus orejas iban hacia atrás.
Apretó aquel arco mientras cerraba los ojos, tallando el nombre que este tenía escrito en una de sus puntas.
"Sylwanin."
Abrió los ojos con coraje. Volteó a la dirección hacia donde Jake se había ido.
Siseo saltando de la rama donde estaba para caer de cuclillas en el suelo.
Ella no era la futura tsahik, era su hermana. Ella no tendría porque escuchar a Eywa por algo tan insignificante como un humano.
Morang cumpliría con la promesa que se hizo hace mucho tiempo; matar a cualquier persona del cielo que se atreviera a entrar al territorio de los omaticaya.
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JAKE PENSÓ QUE SERÍA DEVORADO por un thanator o una manada de viperlobos, o incluso ser aplastado por uno de los enormes au tsum.
Pero nunca pasó por su mente el ser asesinado a sangre fría por una de las más fuertes guerreras del clan omaticaya.
En ese momento se encontraba de espaldas al suelo, luchando por su vida mientras retenía con ambas manos el cuchillo que amenazaba su cuello.
