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LA TIERRA YA NO ERA COMO ANTES. Estaba sobrepoblada, llena de cosas tecnológicas, para los niños, los árboles solo eran dibujos que nunca podrían ver en persona.
La tierra moría, y Zeynep lo sabía. Pero, ¿que podía hacer ella? Al final, solo era la cuidadora de una persona discapacitada.
Zeynep Bailey era la cuidadora de Jake Sully desde que sufrió su accidente. Tom Sully, el hermano gemelo de Jake, fue quien la contrato.
Al inicio, al ex marine no le gustaba la compañía de la femenina, se le hacía molesta, debido a que la mayor parte del tiempo ella se encontraba hablando.
Sí, Bailey era demasiado parlanchína.
Pero cuando ocurrió la muerte de su hermano, la empezó a aceptar en su vida y en su casa, viéndola como una hermana para él.
Sin embargo, a Zeynep no le gustaba eso. Le hubiera gustado que Jake la viera como más que una hermana menor.
Cuando la morena entró a la casa soltó un ligero suspiro. Todo estaba en orden, a excepción de un par de cervezas tiradas a lado de un sillón individual de la sala.
Con una sonrisa camino hacia este, encontrando a Jake sentando en el viendo hacia la nada con un papel entre sus manos.
──Jake, ¿estás bien? ──pregunta con cautela.
Coloca su mano sobre el hombro del marine, quien se sobresalta volteando a verla. Sonríe un poco al darse cuenta que se trataba de Zeynep.
──Hola. ──saluda con una pequeña sonrisa──. Nunca te escuché entrar.
──Si hubiera sido un ladrón, probablemente ya estarías muerto. ──habla con gracia.
El masculino suelta una pequeña risa nasal. Señala la silla de ruedas frente a él.
